El Gobernador de San Luis decidió abrazar en todo al Kirchnerismo, utiliza las mismas estrategias, introduce idénticas formas de vinculación y se muestran en la misma sintonía.
El sello K es inconfundible, el relato, las formas y los actos del espacio que comanda Cristina Fernández de Kirchner desembarcaron en la gestión de Rodríguez Saá. La inauguración del Hospital Ramón Carrillo, una obra cargada de relato oficialista, sin médicos ni personal de salud, vacío por dentro y con propaganda electoralista unifica a los espacios que no tienen ninguna diferencia, el ADN de Rodríguez Saá y Cristina es el mismo.
"Hoy estamos aquí, para reivindicar el camino que nunca perdió la provincia de San Luis, bajo la conducción de Alberto Rodríguez Saá”, sintetizó el jefe de Gabinete Santiago Cafiero en el discurso de inauguración del nuevo hospital y como enviado especial del Presidente. Todo una postura de consonancia política.
La estrategia sanitaria es también compartida, al tiempo que distintitos sectores piden mantener una apertura cuidada, con protocolos, controles sanitarios y presencia del Estado en la conducción racional de políticas para morigerar la pandemia, Rodríguez Saá recurrió a la radicalización, a la confrontación y al ahogo financiero de los más expuestos. Mayores restricciones y más atraso económico, lo que ya quedó expuesto el último año.
Atrás quedaron aquellos años en los que el Gobernador de San Luis señalaba al Kirchnerismo como la "inquisición", o maltrataba públicamente a Cristina Fernández llamándola "tilinga". El presente los encuentra en la misma línea ideológica, las fibras íntimas de los proyectos de ambos son las mismas, los métodos idénticos, los desencuentros del pasado les permitieron tomar distancia para ganar impulso y generar la simbiosis perfecta que hoy nos muestran.