Se fue, con más pena que gloria y encabezando el "desarme generacional" de la justicia. La presión para que Carlos Cobo, otro de los jueces del máximo órgano, renuncie y conseguir la Corte adicta de Rodríguez Saá para la "nueva generación".
La renuncia de Lilia Novillo esconde otra jugada perversa del poder provincial. Escudada en el recambio generacional la histórica dirigente del PJ adicto a Rodríguez Saá dio un paso al costado el lunes pasado y lo confirmó públicamente este miércoles en medio de una andanada de rumores sobre la continuidad de Carlos Cobo.
El paso al costado de Novillo, que ocupó el cargo en dos oportunidades, se da en medio de una fuerte presión del oficialismo provincial para poner a dos mujeres cuyos pliegos están en el Senado Provincial. La Cámara Alta no tendría objeciones para la designación. Una de las candidatas al máximo órgano judicial tiene una estrecha relación con Alberto Rodríguez Saá (H), a través de su colaborador de mayor confianza.
El poder de los Rodríguez Saá se prepara para las próximas décadas, busca ahora acortar los caminos de la justicia y tener el control de los tres poderes del Estado.
Así se expresa hace unos pocos años atrás Lilia Novillo, la mujer que administró la justicia de la provincia.