Juró Alberto, el Gobernador del hambre

Asumió el cuarto mandato, sobrelleva la peor herencia originada precisamente por él mismo y  volvió a caer en las promesas que no puede cumplir: Lucha contra el hambre, desocupación, autonomía municipal y libertades, entre otras.

"Estamos en un contexto nacional muy difícil, enormes índices de desocupación que han crecido y que es una enorme carga sobre las espaldas de los humildes", dijo el mandatario inmediatamente después de jurar ante la Asamblea Legislativa para el periodo 2019 – 2023.

Las palabras de Alberto buscaron ser un escudo para tapar sus propias falencias, el "contexto nacional" para esconder el descalabro provincial. "Estamos con una problemática de hambre, una palabra que duele, hay hambre, 40% está por debajo del nivel de pobreza, la pobreza es cuando no te alcanza para vivir, la plata no te alcanza", dijo, como si fuera un mero espectador y un analista social sin responsabilidad alguna en la cruel situación. El hombre que hablaba, en tono pausado, sobrelleva el triste récord de duplicar la pobreza en la provincia, los últimos datos oficiales del INDEC ubican al distrito gobernador por Alberto entre los tres peores del país, junto a Ushuaia y Comodoro Rivadavia. Sin dudas no tiene ninguna excusa en el tema, sabe lo que es ser pobre, tener hambre pero nunca lo sufrió. Quizás sea esa la razón por la cual nunca podrá ponerse en el lugar de los que padecen por sus políticas que dejaron en el último año a la mitad de los niños de San Luis bajo la línea de pobreza.

"Hay una desigualdad cruel, un reparo en la distribución de la riqueza que no resiste ningún análisis", insistió Rodríguez Saá. Otra vez el analista sin responsabilidad, cabe recordar que se trata de la misma persona que percibe un sueldo mensual por la tarea de gobernar la provincia y que al mismo tiempo cobra $ 126 millones anuales en concepto de "gastos reservados", un agujero negro en el que se pierden las finanzas y aumenta la masa de pobres.

Como si hoy comenzara la historia y como si él fuera un personaje distinto al que gobernó tres periodos, Alberto convocó a los intendentes,. "Quiero encontrar la palabra justa para que sea un título exacto, escribí varias veces la he tachado y ahora voy a decirlo como quedó", dijo Alberto con una brutal sinceridad antes de referirse a los intendentes, sabe que no tiene credibilidad, aún así disparó a quemarropa: "Quiero ser militante de la autonomía municipal". Semejante aseveración encuentra antecedentes históricos y recientes que ubican al hacedor de las palabras en el peor lugar, fue Alberto el que intentó derrocar a un intendente constitucional, es Alberto el que los desprecia y somete a míseras coparticipaciones, el  que los que excluye y humilla.

En ese sentido, sólo ponderó a las ciudades que gobiernan o gobernarán sus delegados, los que él impuso y ocultó a los distritos en los que la oposición accedió al poder, otra vez la grieta, otra vez el sello Rodríguez Saá: "Siento una alegría enorme por lo que está pasando en Villa Mercedes, la renovación generacional y el acceso de los jóvenes, y eso va a suceder también en la ciudad de San Luis, en La Toma, San Francisco y otras ciudades".

El discurso se pareció a otros tantos que alguna vez pronunció, la realidad marca que nunca cumplió y que la responsabilidad por los errores u omisiones es siempre de otro. La historia escrita por el clan Rodríguez Saá está a punto de repetirse.

 

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