Computadoras más baratas, por la futura baja de aranceles

Datos de las cadenas minoristas muestran una baja de precios del 35% respecto de mayo de 2016; también influyeron la fuerte baja de las ventas y la decisión de fabricantes e importadores de liquidar stocks.

Más allá de los ingresos, los gastos y los costos, los manuales de economía suelen repetir que tal disciplina se maneja por expectativas. Pocos ejemplos pueden confirmar mejor esa premisa que la evolución del mercado de computadoras en la Argentina, que mostró en los últimos meses una estrepitosa caída de los precios pese a la devaluación del peso y a la inflación, el componente que se entremezcla en todas las decisiones empresarias y las de los consumidores.

Los últimos números del sector son llamativos. La lista de precios al consumidor final de una de las mayores cadenas de electrodomésticos del país muestra que una notebook con procesador Pentium traída del exterior cuesta $ 8999. Esa cifra está $ 5000 por debajo de los $ 13.999 que costaba en mayo del año pasado, sólo para poner un ejemplo. La diferencia es de casi un 36% menos.

En el caso de los productos fabricados en el país se corrobora una tendencia similar. La misma máquina costaba $ 12.999 en mayo de 2016. Quien vaya a comprarla hoy la conseguirá por un 30% menos, sin tener en cuenta las promociones que se puedan sumar a los productos en esa cadena.

Los números y los porcentajes pueden tener mínimas variaciones entre marcas y casas de electrodomésticos, pero la tendencia es la misma. Hay más ejemplos. Las computadoras con procesadores I3, I5 e I7 cuestan hoy entre un 11 y un 26% menos que en mayo del año pasado.

La baja de precios se aplicó sin discriminación entre empresas con producción local o fuera del país. Entre las marcas que se fabrican en la Argentina se encuentran empresas como BGH o Compaq, mientras que HP, Samsung y Lenovo son jugadores internacionales importantes.

Encontrar otro producto en toda la economía que muestre un comportamiento similar a las computadoras puede ser una tarea imposible. El fenómeno tiene varias explicaciones.

Rebaja anunciada
En octubre del año pasado, el Gobierno informó que desde este año eliminará los aranceles que se pagan para importar computadoras con el objetivo de abaratar los productos informáticos, que según su criterio afectan toda la marcha de la economía y la innovación productiva, un área que despierta especial interés en el presidente Mauricio Macri y su equipo de trabajo más cercano.

El resultado fue inmediato. Los fabricantes locales de notebooks sostienen que, después de que se publicó esa información, las grandes cadenas de electrodomésticos, como Garbarino, Frávega o Musimundo, les pidieron inmediatamente un descuento sobre los precios de venta para trasladarles el beneficio a los consumidores.

Las compañías, además, no tuvieron argumentos ni deseos de abrir una discusión con los distribuidores para llegar a otro puerto. Fue mayor el temor a quedarse con un stock excesivo de máquinas cuando comience a aplicarse el arancel cero que malvender sus inventarios acumulados, que se incrementaron el año pasado, también por varios motivos.

Con el cambio de gobierno, en diciembre de 2015, se abrió la puerta a las importaciones, que antes estaba completamente cerrada. Un fabricante local enojado con el contexto actual sostuvo que en el primer semestre del año pasado ingresó un volumen de equipos equivalente a todo lo que demanda el mercado argentino en 12 meses.

De acuerdo con datos que maneja el sector, el mercado de notebooks en 2016 fue de unas 400.000 unidades. Según una productora local, el 35% fue traído del exterior, con un pico de importación en los primeros meses del año pasado, que luego disminuyó.

En forma paralela, los fabricantes locales continuaron produciendo equipos, algo que condujo a una indigestión de oferta para un apetito diezmado. Es que del otro lado del mostrador no había muchos compradores, debido a que la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, sumada a la incertidumbre que despertó el estancamiento de la economía, retrajo la demanda.

La tormenta perfecta para los vendedores de computadoras no terminó allí. Meses antes del recambio de gobierno, incluso antes de las elecciones que condujeron a Macri a la presidencia, políticos, economistas, empresarios y consumidores descontaban que quien tomara el mando del país convalidaría una devaluación del peso, algo que efectivamente ocurrió en el marco de la salida del cepo cambiario, aplicada en diciembre de 2015.

Para anticiparse al futuro encarecimiento de los productos tecnológicos, los consumidores se volcaron a renovar masivamente sus notebooks, lo que deprimió aún más la demanda el año pasado.

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