Activista salva a mil perros de la muerte en festival de comida chino

Yulin, una ciudad China de casi un millón de habitantes, acoge cada año el festival de la carne de perro. Durante 10 días, sacrifican a unos 10.000 perros, tradicionalmente con barras de metal, para después comérselos.

La excusa del festival es que la carne de perro ayuda a combatir el calor estival y es beneficiosa para la salud. Por ello, siempre lo hacen al principio de verano.

Pero en un país en el que cada año asesinan de 10 a 20 millones de perros, la conciencia comienza a cambiar. Centenares de activistas chinos se dirigen al festival para comprar los perros por precios que oscilan entre los 70 y los 95 euros. Aun así, no basta para frenar la tradicional masacre.

En este contexto, el activista estadounidense Marc Ching, que dirige una compañía de comida orgánica para mascotas, ha viajado hasta Yulin para aportar su granito de arena. Y ha conseguido, después de mucho esfuerzo, liberar a un millar de perros que esperaban ser sacrificados.

Pese a que la fiesta de la tortura continúa llevándose a cabo en Yulin, ya son muchos los chinos que se manifiestan totalmente en contra de ella. La policía ha tenido que intervenir en varias disputas que se han llevado a cabo este año y el debate ha llegado a la política, donde el gobierno local ha reducido el espacio del festival y ha prohibido a sus políticos y funcionarios a asistir al evento.

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