El fotógrafo y cineasta inglés, Danny Cooke, realizó un impactante video desde las alturas de la ciudad desde Pripyat, la ciudad más afectada, situada a tres kilómetros de la antigua planta.
La mañana del 26 de abril de 1986 tuvo lugar una tragedia imposible de olvidar para la humanidad. El reactor número 4 de la planta energética de Chernobyl explotó enviando una nube radioactiva al aire que contaminó un área de más de 60.000 kilómetros cuadrados en Ucrania, Bielorrusia, Rusia y varios otros países europeos. Contaminación que dura hasta la actualidad y se mantendrá por varios siglos más.
Ante este fenómeno y a 30 años de la catástrofe, el fotógrafo y cineasta inglés, Danny Cooke, compartió un impactante video filmado desde un drone sobre la ciudad de Pripyat, situada a tres kilómetros de la antigua planta. Las tomas aéreas reflejan la tristeza del desastre y el abandono de un sitio que debió ser evacuado inmediatamente y que hoy puede ser calificado de una ciudad fantasma.
"Hay algo profundamente inquietante allí", dijo Cooke y agregó: "Chernobyl es uno de los lugares más interesantes y peligrosos a los que podía ir. (…) No puedo imaginar lo aterrador que tuvo que ser para las miles de personas que tuvieron que marcharse".
Tres décadas después, los niveles de radiación son todavía elevados en el aire, el agua y la tierra alrededor de la planta. El impacto de la catástrofe en el medio ambiente fue tan severo que algunos ecologistas alegan que la zona no será apta para la habitación humana en muchos años.
"La contaminación radioactiva del accidente de Chernobyl se mantendrá por miles de años. Se reducirá gradualmente, pero el área será inservible para la actividad económica o la habitación humana", explicó Oleksiy Pasyuk, experto en política energética del Centro Ecológico Nacional de Ucrania.
Mientras que oficialmente la zona de exclusión es inhabitable, unas 4.000 personas aún trabajan en la planta energética de Chernobyl. Además, entre 300 y 400 personas, en su mayoría ancianos, se han establecido ilegalmente dentro del área contaminada.
La vida también continúa en los límites de la zona de exclusión de 30 kilómetros de radio, y las personas en esos lugares están expuestas a altos niveles de radiación.
"Algunos usan madera contaminada para la calefacción. Después que la madera se transforma en ceniza, que tiene una alta concentración de sustancias radioactivas, la emplean como fertilizante en sus huertas. Y luego, consumen la comida cosechada ahí y se exponen al riesgo de las radiaciones", subrayó Pasyuk.
Destacó también que unas 800.000 personas en Ucrania fueron afectadas por el desastre de Chernobyl y la cifra sigue aumentando debido a la venta ilegal de alimentos, chatarras y productos forestales tóxicos en otras regiones del país.
"La radiación es invisible y eso dificulta la situación. El peligro reside primariamente en el hecho de que las personas no ven la radiación, pero los materiales radioactivos penetran en el cuerpo humano e irradian células que pueden provocar cáncer", apuntó el ambientalista.