Macri cree que habrá más "sorpresas" de Cristina en la transición

Si su cara pudiera resumirse en un emoticón, no sería de enojo sino de resignación. Y todavía falta. Mauricio Macri le dijo anoche a Clarín que cree que habrá más "sopresas" de Cristina Kirchner en la transición hasta el cambio de mando. Faltan apenas siete días.

El presidente electo estuvo ayer en la cena anual del Instituto Hannah Arendt que conduce su aliada Elisa Carrió. Pasó unos minutos junto a su bella esposa, Juliana Awada. Los suficientes para llevarse una ovación de un público particular, una suerte de círculo rojo de la líder de la Coalición Cívica deseperado por un cambio.

Como en un casamiento, Macri entró con Awada, cerca de las 21.30, con Carrió escoltándolos como anfitriona. Media docena de custodios le hacían un corralito al líder del PRO para que la gente no lo aplastara y pudiera recorrer los pocos metros que lo separaban de la mesa central. Señoras mayores, desatadas, se le tiraban como adolescentes para robarle una selfie. Los pedidos volaban.

– ¿Me sacás una, nene?

– Soy periodista, señora. Permiso.

Con el Presidente y la primera dama ya en la mesa, siguió el show de fotos, pero de los profesionales. Dos docenas de reporteros gráficos se apostaron en círculo y armaron su propia jaula. En un momento, casi todos los integrantes de la mesa charlaban, entre ellos y con los que se abalanzaban, y Macri quedó callado, solo, como mirando la nada. Ahí lo abordó Clarín.

Después del decreto que le cede fondos millonarios a las provincias, ¿cree que en los pocos días que quedan para el traspaso habrá más sorpresas?, consultó Clarín.

– Sí, sí. Es como dije esta mañana (en referencia al acto en el que presentó a su gabinete). Cristina está empecinada en irse por la puerta chica.

– ¿Y con la ceremonia se avanzó en algo?

– No, no. Tiene que ser en Casa Rosada, es algo formal que define el Presidente electo.

– Bueno, quizá Cristina se exime y se lo termina entregando Boudou.

– ¡Noooo! Jaja.

A esa hora, y más allá del color político de la anfitriona, la atención, además de Macri, la captaban sus ministros y funcionarios designados. "¡Martincito! ¡Martincito!", le gritaba una abuela a Lousteau, flamante embajador en Estados Unidos. El ex ministro de Cristina, apurado porque estaba invitado a un programa de cable, se cruzó en ese momento con la canciller Susana Malcorra. "¡Hola, jefaaaaa!", casi que se presentó Lousteau y ahí mismo se intercambiaron los celulares. La ministra, previsora, tenía un papelito pegado con el número en el reverso del aparato. "Susana, por favor, salve al país", le rogó uno de los invitados. "Al país lo salvamos entre todos", devolvió una amable Malcorra.

Cuando llegó unos minutos más tarde, Alfonso Prat Gay acaparó casi tantas miradas femeninas como Lousteau. El ministro de Hacienda y Finanzas (a quien Carrió presentó como "ministro de Economía") venía de un día intenso. Se había reunido más de tres horas con Axel Kicillof. Repitió, como había hecho trascender durante el día, que el encuentro fue productivo. Cuando Clarín lo consultó por el DNU de Cristina que transfiere más de 100.000 millones de coparticipación a las provincias, el ex jefe del Banco Central dijo que el tema "no es tan grave". Como adelantó este diario ayer, el macrismo cree que puede voltear esa decisión con otro decreto. Y lo que quedaría en pie, a partir de la fallo reciente de la Corte de compensar deudas con tres provincias (Córdoba, San Luis y Santa Fe) sería manejable.

También serio se lo veía a Hernán Lombardi, quien estará a cargo de los medios públicos y del Centro Cultural Néstor Kirchner. Paradójicamente, el actual ministro de Cultura porteño contaba que la transición era más simple con funcionarios muy criticados en la era K, como Julio de Vido, que con otros reconocidos en el mundo artístico, como Teresa Parodi. "De Vido es más político, entiende, y pudimos frenar nombramientos. Pero mientras tanto, Parodi te mete por abajo 300 personas", decía, resignado. Como el jefe.

Todavía quedan siete días.

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