De acuerdo con un estudio de la Universidad de Alabama publicado en la revista científica American Journal of Human Biology, tatuarse tiene implicaciones positivas para la salud humana.
Si bien entre muchas culturas tatuarse es una práctica ritual desde hace milenios, hoy podríamos afirmar que vivimos la era dorada del tatuaje –al menos desde una perspectiva cuantitativa. La masificación de esta práctica ha fomentado la creación de incontables estilos y corrientes estilísticas que hacen de esta subcultura o moda un amplio panorama gráfico.
Pero no sólo culturalmente el tatuaje ya es casi bien visto, incluso cool entre millones de personas, sino que su actual relevancia cultural ha provocado que la ciencia se aboque a determinar cuáles son los efectos puntuales para el cuerpo y la salud que conlleva tatuarte. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Alabama publicado en la revista científica American Journal of Human Biology, tatuarse tiene implicaciones positivas para la salud humana.
Puntualmente, la investigación se refiere a los beneficios que aporta tatuarse para el sistema inmunológico de una persona. Tras analizar los niveles de inmunoglobina A de participantes que tienen uno o muchos tatuajes, los investigadores encontraron una relación proporcional entre ambos factores. Es decir que el estrés al cual se somete el cuerpo durante una sesión de tatuaje provoca que el individuo vaya desarrollando una cierta tolerancia al mismo, y por eso quienes más horas de tinta acumulan evidencian mecanismos antiestrés más afinados.
En pocas palabras tatuarte equivale a una especie de terapia de shock a tu sistema inmunológico, la cual, ya probadamente, fortalece un mecanismo importante del cuerpo. Así que, al menos en este plano –y sin dejar de considerar que deben tomarse medidas fundamentales de higiene y cuidado, podemos hoy invitarte a regalarle a tu sistema inmunológico un nuevo tatuaje.