El tren de carga asoma como uno de los grandes ejes del plan de inversión en infraestructura del Gobierno. Renovación de vías, incorporación de material ferroviario y construcción de puentes son algunos de los componentes del programa de desembolsoso por más de $20.000 millones que apunta exclusivamente a bajar los costos y ganar terreno sobre el camión, que manda hace décadas en el transporte logístico en la Argentina.
La mayor parte de las inversiones están vinculadas con trabajos para reacondicionar la red de alrededor de 1800 kilómetros de vías del Belgrano, uno de los ramales administrados por el Estado junto al San Martín y el Urquiza. La primera etapa, que comprende 535 kilómetros -ya se renovaron 438- demandó una inversión de $5733 millones con trabajos en Santa Fe, Chaco y Santiago del Estero.
Dos etapas siguientes, de 361 km (en marcha) y 300 km (comienza en el segundo semestre), completarán el plan de obras, financiadas con fondos de China, que totalizarán $13.621 millones y estarán concluidas a fines de 2019.
"El ferrocarril estuvo abandonado mucho tiempo y se está reestructurando toda la operación, porque tenemos que subir más carga al tren. Estamos trayendo gente y equipos. En un año y medio se incorporó maquinaria de mantenimiento de vías por 50 millones de dólares", describe Guillermo Fiad, presidente de Trenes Argentinos Infraestructura (Adif), el organismo estatal a cargo de las obras.
Años de desinversión y abandono deterioraron la red de ferrocarriles de carga, que solo en los ramales gestionados por el Estado registró casi dos descarrilamientos diarios el año pasado. En conjunto, sumando los ramales bajo concesión privada -Nuevo Central Argentino, de Aceitera General Deheza; Ferrosur Roca, de Camargo Correa; y Ferro Expreso Pampeano, de una subsidiaria de Techint-, movilizaron un 4% de la carga total que viajó por el país (22 millones de toneladas), lejos del 85% que se movió en camión.