Aseguran que borraron información de la computadora de Nisman

Los peritos establecieron que antes y después de su muerte hubo más de diez ingresos para modificar su horario, y que fueron borrados archivos de la laptop y del celular.

Sabían que era la clave y aunque todavía falta un mes para conocer el informe final, existen avances preliminares que vuelven a poner el foco en lo que sabía el fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman. Se supo ayer que en el peritaje a los aparatos tecnológicos de Nisman ya se comprobó que hubo al menos diez ingresos remotos para cambiar el horario y fecha de la computadora y que se borraron archivos. Confirmaron, además, la presencia de virus troyano en su teléfono celular y el borrado de información también en estos aparatos.

Los expertos designados por las partes, Gustavo Presman (por la querellante y ex mujer de Nisman, Sandra Arroyo Salgado) y Marcelo Torok (por la defensa de Diego Lagomarsino) y los técnicos de la División de Cibercrimen de la Policía Metropolitana que trabajan en el análisis de las computadoras y teléfonos del fiscal, advirtieron que la información borrada es anterior al 18 de enero, el día en que encontraron muerto a Nisman. Sin embargo, todavía no pudieron precisar el momento exacto en que esos archivos fueron eliminados. En parte, la dificultad para identificar el momento en que se hizo está en los cambios a la configuración de la fecha y hora de la computadora que se hicieron de forma remota, inclusive durante el operativo en el departamento de las Torres Le Parc, el 19 de enero.

Una de las hipótesis que manejan es que los archivos pueden haberse eliminado cuando se ingresaron simultáneamente tres pendrives a la Notebook Samsung   que hallaron encendida en el cuarto de las hijas de Nisman, el domingo 18 de enero a las 20.07. Ese dato es clave porque a las 20.07 Nisman ya llevaba más de once horas muerto, si se toma como cierta la data de muerte consensuada por los peritos oficiales de la Junta Médica convocada por la fiscal Viviana Fein, y aún faltaban casi dos horas para que entrara al departamento Sara Garfunkel, la madre de Nisman, y descubriera a su hijo muerto en el baño.

Esta conexión de los pendrive puede conducir, además, a más información, porque cada dispositivo tiene un número de identificación que queda registrado en la máquina y puede rastrearse si había sido introducido antes a ese ordenador. En caso de que se tratara de un pendrive utilizado con anterioridad puede averiguarse también cuándo fueron las ocasiones anteriores en las que se conectó y así intentar identificar a quién pertenece.

Según explicaron a Clarín fuentes con acceso al caso, el estudio de los teléfonos y de las computadoras se basa en distintas áreas. Por eso, por ejemplo, al estudiar físicamente los aparatos pueden detectarse las acciones de borrado de archivos o ingreso de pendrives y cambios de configuración de horarios, pero no es posible advertir cuál fue el material eliminado y en muchos casos tampoco identificar si el acceso a los aparatos fue remoto.

Lo que destacaron es que tanto la eliminación de información de la notebook como de los teléfonos no fue una operación de borrado simple, sino que se utilizó un software específico para hacerlo. El dato llamó la atención de los peritos de parte, que preparan un nuevo informe para darle a la jueza Fabiana Palmaghini la próxima semana.

En el caso de los teléfonos, desde la fiscalía confirmaron que se había advertido la presencia de troyanos, una suerte de virus “espía” que confirmaría que a Nisman lo vigilaban. Pero además, se encontró que llamadas que figuran en los listados de las empresas de telefonía no están en los aparatos de Nisman. También faltan mensajes de texto y WhatsApp, por ejemplo los que intercambió con su hija mayor, Iara, tras su regreso a Buenos Aires.

Otro dato que sorprendió a los peritos es que las computadoras del fiscal no tenían ninguna protección, pese a que el propio Lagomarsino había declarado que Nisman lo contrató para que lo asistiera en estos asuntos. Hoy Lagomarsino está imputado en la causa en la que se investiga cómo murió el fiscal Nisman por haberle prestado el arma cuyo disparo lo mató.

Desde la fiscalía aseguraron que no existen elementos para avanzar sobre el informático. La querella, sin embargo, espera por un peritaje que la fiscal Fein aún no ordenó: el de los bienes secuestrados en la casa de Lagomarsino, entre los que se destacan computadoras y un disco duro con la inscripción “Ciro James”, el espía de la causa de las escuchas en la que está involucrado el jefe de Gobierno, Mauricio Macri.

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