En el mundo ya hay más de 10 mil personas que se inyectaron dispositivos que almacenan contraseñas e información personal de modo seguro. Utilidades, precios y una experiencia personal
Una vez más, la realidad supera a la ficción más innovadora: los cyborgs (organismos cibernéticos) empiezan a convertirse en realidad, pero no para compensar deficiencias físicas sino por elección.
Miles de personas en el mundo ya viven con chips implantados bajo la piel: se trata de dispositivos de corto alcance denominados NFC (sigla en inglés), que según su traducción al castellano significa Comunicación de Campo Cercano.
Este elemento permite almacenar información personal y contraseñas; es una herramienta perfecta para el intercambio de información instantánea entre dispositivos, y funciona cuando los aparatos se encuentran a menos de 10 centímetros del usuario. Se activa mediante una aplicación y se puede programar desde la computadora o el móvil.
Los chips -se detalla en un informe del diario Clarín- son similares a un grano de arroz y generalmente están envueltos en una cápsula de cristal de 12 milímetros de largo por 2 de ancho.
Se pueden llevar ocultos (de forma subcutánea) en cualquier parte del cuerpo, pero suelen ser inyectados en la mano, en la zona ubicada entre el dedo índice y el pulgar. ¿Cuánto cuestan? Bastante menos de lo que se estima: el valor va de los $400 a los $1200, según la calidad y la capacidad de almacenamiento.
Un dato relevante de estos chips es que no generan electricidad, por lo que se vuelve prácticamente imposible saber dónde están ubicados: no pueden ser detectados ni siquiera en los aeropuertos, sólo mediante una radiografía.
La polémica está instalada: son muchas las voces que destacan sus prestaciones y se ilusionan con que se vuelvan esenciales para almacenar datos de salud; por ejemplo, aseguran que en un corto plazo permitirán incluso medir niveles de glucemia y otro tipo de indicadores del estado del organismo.
El problema es que también se convirtieron en una herramienta que se emplea para realizar ataques cibernéticos: un experto en seguridad de la empresa APA Wireless se implantó un chip NFC que lleva integrada una pequeña antena; con esos elementos puede enviar una petición de contacto a cualquier teléfono Android; cuando el dueño del móvil acepta, le filtra un programa malicioso que le posibilita tomar el control del celular.
En la Argentina hay personas que ya utilizan los dispositivos NFC; entre ellos está Nicolás Batsios, un hombre de 33 años que se dedica a la seguridad informática y desde hace cuatro meses tiene un chip en cada mano.