Entre septiembre y octubre, más de 12 mil estudiantes argentinos hicieron la evaluación internacional PISA, que distribuye la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De ese modo, Argentina regresa a las pruebas más renombradas después haber sido excluida de la última edición.
Las pruebas PISA se realizan cada tres años y sus resultados se conocen al año siguiente. En la edición de 2015, la OCDE decidió excluir a Argentina después de identificar serios problemas en la muestra que presentó el país. El informe hablaba de una "disminución significativa de la proporción de niños" que fueron sometidos al examen y una reestructuración de las escuelas secundarias participantes.
En realidad, la sospecha era que la gestión anterior había manipulado la muestra para que en las pruebas arrojara un mejor resultado. Es que en las últimas PISA que Argentina participó con una muestra válida, las del 2012, quedó en el puesto 59 entre 65 naciones participantes.
La prueba se realiza desde el 2000 y antes de la última exclusión, el país solo había obviado la participación del 2003. En ese caso, las autoridades habían optado por bajarse y no hacer participar a las escuelas.
El test evalúa a chicos de 15 años en tres disciplinas: lengua, matemática y ciencias. En esta ocasión, 458 escuelas de todo el país respondieron las preguntas. "La implementación de PISA constituyó un esfuerzo federal en el que participaron más de 1100 agentes educativos", destacaron desde el Ministerio de Educación nacional.
La evaluación incluyó cuestionarios complementarios a jóvenes y directivos con el objetivo de vincular los resultados con información sociodemográfica, trayectoria escolar, prácticas educativas y de estudio, entre otras dimensiones.
PISA tiene la particularidad de evaluar países enteros y ciudades o provincias puntuales. En 2018, por primera vez la evaluación contó con cuatro regiones adjudicadas: la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Tucumán y Córdoba, que recibirán datos específicos de sus estudiantes. Les permitirá conocer su desempeño de forma independiente al total nacional.
Los resultados recién estarán disponibles en diciembre de 2019. Dado su carácter global, la evaluación establece comparaciones entre los distintos países. De allí surge la principal crítica que se le hace: la conformación de rankings que "no tienen en cuenta los contextos de cada nación". Más allá de eso, permite establecer qué situación educativa atraviesa un país a nivel global.