La verdadera y terrorífica historia de la “Caperucita Roja”

Lo que se esconde en realidad tras la clásica historia de esta muchacha vestida con un manto y una caperuza del color de la sangre, es tan oscuro como las propias fauces del lobo con el que se encuentra. Tradición y misticismo, leyenda y antropología se inscriben en este cuento que como sabes, es el reverso tenebroso de lo que les leemos a los niños por las noches.

Los orígenes de la Caperucita Roja

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El cuento de Caperucita Roja es, según los expertos, de los que más variaciones han sufrido a lo largo de la historia. Una leyenda que tiene sus orígenes en la Edad Media y que fue recogida posteriormente por distintos autores para darnos una visión ligeramente distinta de la fuente original.

  • Charles Perrault fue el primero en incluir a la Caperucita Roja dentro de sus cuentos populares en 1697. A diferencia de Hansel y Gretel, por ejemplo, la Caperucita no era muy conocida en Europa. Tenía su tradición en un escenario bastante cerrado y limitado como era el norte de los Alpes. Pero la historia tenía bastante interés y valía la pena incluirla y difundirla entre la población. Pero eso sí, Perrault vio necesario hacer unos cambios para que fuera “apta” de cara al público infantil.
  • En 1812 los hermanos Grimm decidieron también coger la historia y hacerla suya. Cambiando el final y basándose sobre todo en la obra de Ludwig Tieck llamada “Vida y muerte de la pequeña Caperucita Roja” (Leben und Tod des kleinen Rotkäppchen), tragedia en la que aparece por primera vez la figura del leñador. Los hermanos Grimm se afanaron además en pulir algunos aspectos del cuento, detalles morbosos y eróticos, también los sangrientos, añadiendo claro está, un final feliz donde todos se salvaran a excepción del más malvado de todos: el lobo.

El verdadero cuento de la Caperucita Roja

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La protagonista del cuento es una joven. Nada cambia aquí. Una niña a quien ordenan que lleve leche y pan a su abuela. La muchacha acepta con algo de inquietud pero decidida, sabe que no es un trayecto fácil y que debe atravesar un bosque que las gentes del pueblo temen. Es una zona frecuentada por lobos. Pero ella accede, se cubre con un manto rojo muy llamativo y avanza tranquila por ese bosque espeso y solitario hasta llegar a la casa de su abuela.

Todo ha ido bien. Está a salvo. Al entrar, ve a su abuela enrollada en la cama. Parece cansada, tiene la voz algo extraña pero no le da importancia. Le indica que le ha traído leche y pan, a lo cuál, su abuela, se lo agradece y le indica que coma algo… que en la alacena tiene algo de carne.
La joven se prepara la carne y la come con hambre. Minutos después, la abuela le indica que se quite la ropa y se acueste junto a ella, en la cama. Caperucita roja va deprendiéndose de cada pieza de su ropa siguiendo las órdenes de su abuela. Todo lo debe arrojar al fuego: falda, medias, ropa interior…. la caperuza. “¿Por qué?” – pregunta la niña ante esa orden – “Por que ya no te van a hacer falta”, responde la abuela con “voz profunda”,

Cuando la chica, desnuda, entra a la cama, descubre que no es su abuelita quien está allí, sino el lobo. Que entre mofas le revela que lo que acaba de comer hace un momento, no era carne de animal, sino parte de su abuela. Y que ahora él, el lobo, va a devorarla a ella. Y así lo hace.

Los elementos culturales de la Caperucita Roja

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La historia original de la Caperucita tenía su origen en dos ejes centrales: los ritos de iniciación y el canibalismo. Nos encontramos con una niña que abandona su casa, su familia y la civilización para adentrarse en el bosque en soledad. Va cubierta por un manto rojo, que viene a simbolizar la menstruación y el despertar sexual. Es, sencillamente, un rito de iniciación.

El lobo encarna a su vez la sexualidad más primitiva, letal y salvaje. Un enemigo más al que nuestra joven debía haber hecho frente, pero que no consigue vencer. Sin querer cae en esa dimensión tan temida y prohibida que es el canibalismo, devorando a esa anciana que representaba lo caduco y lo viejo, lo que debía ser trasmutado. Como podemos ver, las interpretaciones antropológicas beben de esas raíces antiguas de nuestro pasado, de esa zona de los Alpes donde surgió la historia y del simbolismo de los lobos.

Esta historia teje sus oscuridades a partir de las entidades más primitivas del ser humano, algo que aún hoy nos cuesta un poco comprender por lo lejano y por lo terrible. Por eso preferimos difuminar con aspectos más suaves y accesibles esas imágenes de los cuentos clásicos como la Caperucita Roja. Trasformando este cuento de terror psicológico y antropológico, en un cuento que poder contar a nuestros niños para hacerlos dormir tranquilos. Sin enturbiar sus sueños.

Pero seguro que una mente inquieta y curiosa como la tuya, deseará conocer siempre el verdadero reverso de nuestros cuentos más clásicos…

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