La obra de cloacas lleva 8 meses, está sin terminar: Los cheques son formados por el intendente Macías y su hijo que es secretario de Hacienda, además venden terrenos que no tienen escrituras y presionan al Concejo Deliberante.
Hay una serie de irregularidades que pintan la gestión de Oscar Macías, más allá del texto explícito de una ley, que los cheques municipales salgan firmados por padre e hijo es, cuando menos, una desprolijidad. Cuando el Intendente presiona a concejales propios y opositores para que “le aprueben” una ordenanza para vender terrenos sobre los cuales no tiene posesión ni documento alguno, además de un delito es, cuando menos, otra desporlijidad.
Cuando el municipio se jacta de “trabajar por la cultura del pueblo” e inicia obras en un viejo edificio donde supo funcionar una biblioteca, sin tener posesión sobre ese terreno, ni escritura, ni donación ni nada, es, además de un acto aventurado, una nueva desprolijidad.
Pero cuando además, luego de más de 7 meses la obra se parece más a un estropicio que a una obra municipal, donde se pone en peligro la integridad física de los vecinos y ocasionales transeúntes, es, además de una desprolijidad, un acto de desidia, de desinterés, una demostración de lo poco que a esta gestión municipal le importan sus vecinos.
La foto que acompaña la nota fue tomada por un elector a fines del mes de febrero, cuando los vecinos festejaban los 6 meses de la obra (se comenzó allá por septiembre). El enorme montículo de tierra y escombros hizo las veces de torta en el festejo. Ironías al margen, luego del reclamo de los vecinos, se quitó ese estorbo, luego de muchas lluvias que se acumularon al tropezar con ese dique artificial. Pero poco más se hizo.
Hoy, a casi 8 meses de iniciada ¿la obra?, los vecinos deben bajar a la calle, porque la zanja hecha para la conexión cloacal continúa abierta y sin señalizar, poniendo en riesgo a chicos y grandes, jóvenes y ancianos que deberían poder transitar libremente por la vereda o al menos ser advertidos del peligro de esta zanja que atraviesa la vereda y tiene casi un metro de profundidad. Pero el intendente está más preocupado por facturar, ya que su nuevo padrino político, el gobernador, no le pasa los fondos prometidos cuando traicionó a su partido para pasarse a las filas de Compromiso Federal, donde también lo miran con recelo porque lo consideran un traidor que puede reincidir.
Mientras tanto, los vecinos de la calle 25 de Mayo, los alumnos de la cercana Escuela N° 50, y todos quienes pasan por allí, siguen esquivando las desprolijidades que la “Gestión de Todos” pero que beneficia a algunos sigue desparramando por todo Quines.