El caso, que ya se transformó en el escándalo político del momento, amenaza con alterar la campaña electoral. La oposición exige sesiones especiales y una comisión investigadora, mientras que el oficialismo busca contener el impacto en medio de las candidaturas que se disputan en el Congreso.
El propio Espert negó haber cometido irregularidades, pero sus declaraciones dejaron inconsistencias que aumentaron las sospechas. A medida que se conocieron nuevas pruebas, la tensión política escaló y la Justicia aceleró las medidas de investigación.
El oficialismo intenta sostener la figura de Espert para evitar un quiebre en la campaña, pero reconoce puertas adentro que el daño electoral ya está hecho. La oposición capitaliza el caso y exige que el diputado baje su precandidatura hasta tanto la Justicia se expida.
Mientras tanto, la causa sigue sumando medidas judiciales y nuevos testimonios. El futuro de Espert en el Congreso y en la campaña quedó atado al desarrollo de la investigación.
La presión no cede y el escándalo promete ser tema central en las próximas semanas.