La crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela ha reactivado las especulaciones sobre una posible intervención militar de Estados Unidos. Sin embargo, la mayoría de los analistas coinciden en que una invasión directa resulta improbable, aunque no se descartan medidas de presión internacional más duras y operaciones indirectas.
El debate vuelve a escena a raíz de la escalada de sanciones económicas, el aislamiento del gobierno de Nicolás Maduro y los constantes choques diplomáticos entre Caracas y Washington. En este escenario, se multiplican los interrogantes sobre qué rol jugará la Casa Blanca en la región durante los próximos meses.
Si bien la hipótesis de una invasión genera titulares, la política exterior norteamericana ha optado históricamente por vías de presión económica, diplomática e incluso ciberoperaciones antes que por un desembarco militar. Los costos políticos y humanos de una guerra abierta en América Latina serían demasiado altos para el actual gobierno estadounidense.
"La verdadera batalla está en el terreno diplomático y económico, no en un desembarco militar", sostienen especialistas en geopolítica latinoamericana.
Mientras tanto, la población venezolana sigue enfrentando inflación, desabastecimiento y una crisis migratoria que ya supera los siete millones de personas fuera del país. El desenlace de este conflicto dependerá de cómo se combinen las presiones externas con las tensiones internas en un escenario cada vez más incierto.