Centenares de denuncias se acumulan por las prestaciones que el PAMI, caprichosamente, se niega a autorizar para el bienestar de los y las jubiladas. "No tenemos nada que festejar", dijo un abuelo en la semana en la que la obra social organizó una serie de actividades para los mayores.
"Vengo todas las semanas al centro de atención", dijo Juan Manuel sobre el espacio Neurocognitivo y de Fisioterapia que ofrece la Clínica del Aconcagua en la ciudad de Villa Mercedes. "Acá me atienden, me estimulan con ejercicios y me tratan como una persona", agregó y denunció: "El PAMI no quiere autorizarme las órdenes para que continúe el tratamiento, es mi derecho y lo voy a hacer valer".
La situación del jubilado se repite en otras historias, colas interminables en las dependencias de la obra social para ser atendidos a cualquier hora y con la negativa sistemática del servicio que ofrece la Clínica. "Gasto mucho dinero en colectivo para venir todas las semanas y que no me autoricen las órdenes", se quejó Maria Luisa, otra damnificada.
Las responsabilidades directas de la desidia son de Diego González, Marta Rubicini y Mariela Castro, las autoridades del PAMI que priorizan cuestiones personales y económicas por sobre el bien de los afiliados.
Precisamente, esta semana la obra social organizó la "Semana del Adulto Mayor", una serie de almuerzos y espectáculos en diferentes puntos de la Provincia. "No tenemos nada que festejar", comentó Susana, una abuela que espera respuestas del PAMI sobre su situación de salud.
El enorme presupuesto destinado a festejos con contrataciones onerosas no llega a los adultos mayores y termina en el bolsillo de los amigos de las autoridades.