El Gobernador liberó la zona y le entregó en bandeja a Roberto Vallejos, Comisario Mayor, Jefe de la custodia, Cabecilla del Ministerio de Seguridad, Presidente y jugador Victoria, a los jugadores de Peñarol de San Juan. Les dieron una paliza, "pudo haber sido una tragedia", sentenció Cristian Bove, Director Técnico del equipo visitante.
Con el sello Rodríguez Saá, así se definió la clasificación a la final del Torneo Federal Regional Amateurs. Cuando el Gobernador o su hermano ven que no pueden ganar empiezan con el operativo miedo, lo hicieron ayer con Peñarol de San juan. La primera acción fue la de "reventar" el colectivo visitante y el alojamiento a fin de amedrentar al rival.
Una vez en el campo de juego intentaron, en varias oportunidades y con la barra como brazo ejecutor, suspender el partido, al final lo lograron. Como no pudieron torcer la historia y Victoria, el club que manejan, se quedó sin la posibilidad de llegar al partido decisivo, rompieron todas las reglas y golpearon salvajemente a los jugadores y cuerpo técnico sanjuanino.
Todo esto se desarrolló porque los Rodríguez Saá tienen a Roberto Vallejo, el peor ejemplo deportivo, dentro del club. Es el Presidente y jugador de la institución, el cacique que pusieron los hermanos. No sólo eso, este triste personaje violento es el Jefe de la custodia de Alberto, el que digita las acciones de seguridad en torno al Gobernador. No hay dudas que Alberto controlaba la policía, el estadio, la barra brava, la presidencia y el plantel.
El resultado fue espantoso, jugadores del equipo que clasificó debieron trepar un alambrado de más de dos metros para evitar a la muerte. Los sicarios pagos de los Rodríguez Saá los corrían para ajusticiarlos. Contaron con la complicidad del Gobernador quien a través de su Presidente Vallejos cerró las puertas de la cancha para facilitar la cobarde patoteada.
El sello Rodríguez Saá en el partido es el mismo que usan para mantenerse en el gobierno, cuando está en juego el poder y la posibilidad de perderlo es concreta acuden a las más repudiables armas. En lo político ejercen el control de la justicia, tienen parapolicías para perseguir y amedrantar a los que piensan distinto, manejan la billetera del Estado para comprar mano de obra que haga el trabajo sucio, amenazan a propios y extraños y están siempre dispuestos a romper todo el escenario a fin de no quedarse sin poder. Lo que hicieron con Victoria, en donde expusieron a las familias simpatizantes a un espectáculo lamentable y peligroso, es lo mismo que hacen en política desde 1983.