El Gobernador de San Luis integra el grupo de cuatro mandatarios peronistas que desafían al poder de la Casa Rosada. En la semana Alberto mandó un mensaje al peronismo, en el que incluye a Cristina.
San Luis, La Pampa, Formosa y San Juan son cuatro de las 14 provincias gobernadas por dirigentes justicialistas que, a diferencia de las otras 10 que llevan el sello del PJ, no tienen una alta dependencia de los fondos de la Nación, por ejemplo, para pagar los sueldos de sus empleados públicos.
El orden en la lista de las provincias no es casual. De mayor a menor, mantienen un grado de enfrentamiento con la Casa Rosada, mas por cuestiones de estrategia política y a veces hasta caprichosas, que por una real necesidad de recursos.
La fórmula de la insubordinación al poder central, para captar la atención dentro del PJ pero también de la prensa, no es nueva. Un alumno ejemplar fue Néstor Kirchner quien, como mandatario de Santa Cruz, supo apoyarse en las jugosas regalías petroleras para convertirse en una voz disonante entre los gobernadores peronistas durante las largas reuniones en la sede del Consejo Federal de Inversiones (CFI) cuando el presidente era Fernando de la Rúa que, salvando las distancias, también como ahora pretendía disciplinar a los jefes provinciales peronistas.
Lo cierto es que hoy, pese a las cualidades “diplomáticas” del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, San Luis, manejada por su gobernador Alberto Rodríguez Saá y su hermano, Adolfo, es la provincia que mantiene un duro enfrentamiento con Macri.
En noviembre de 2017, San Luis fue la única que no firmó el Pacto Fiscal con el Gobierno, un compromiso de reducir gastos e impuestos, apoyar la reforma previsional y retirar las demandas contra la Nación a cambio de compensaciones económicas.
Uno de los argumentos puntanos fue que la provincia tiene dos juicios con sentencia firme contra el Estado nacional por unos $32 mil millones, pero en verdad, hace dos años que los Rodríguez Saá no tienen vínculo con el presidente Macri y hasta se volvieron kirchneristas tardíos, lo que casi les provoca una derrota electoral en las elecciones legislativas de octubre pasado.
Con un panorama aún abierto hacia 2019, Albero busca su lugar entre los presidenciables.