La ciudad más cara del mundo está en un país subdesarrollado

Lo suyo es que un país rico tenga ciudades donde hasta el agua se paga como artículo de lujo. Es el caso de metrópolis como Tokio, Ginebra, Nueva York. Sin embargo, por delante de todas ellas, no hay lugar más caro para un trabajador extranjero que la capital de Angola, Luanda.

Según el índice del coste de la vida para expatriados que, desde hace 23 años elabora la consultora Mercer, no hay lugar más caro que Luanda. En la clasificación de 2017 ha superado, por este orden, a Hong Kong —imán de los millonarios chinos—,Tokio, Zúrich, Singapur, Seúl, Ginebra, Shanghái, Nueva York y Berna. Madrid es la 111ª, Barcelona, la 121ª y Lisboa la 137ª.

El salario mínimo en Luanda se va en comprar 30 litros de agua, 10 kilos de arroz y 10 litros de leche

El dudoso éxito de Luanda no es nuevo, ya lo había obtenido hace unos años, pero la crisis del petróleo y una inflación galopante le ha devuelto al primer puesto mundial.

Mercer señala que la causa de la carestía de la vida en Luanda se debe a los precios de los bienes fundamentales y también al coste de la seguridad. Angola vive del petróleo, pero solo algunos de sus habitantes. Es un país riquísimo con 20 millones de pobres. Y son 25 millones de angoleños, un tercio de ellos viviendo en barracas en el interior de Luanda. Según el índice Mundial de Progreso Social, solo hay tres países con peor calidad de vida que Angola.

En el mercado da rua de Luanda el dólar se cambia por 390 kwanzas, la moneda local, el doble que la cotización oficial. Un kwanza no da para nada. Hace unas semanas se aprobó el primer salario mínimo único de 16.500 kwanzas, unos 88 euros, un dinero con el que se puede llenar dos veces el depósito de gasolina del coche. El salario mínimo se va en comprar 30 litros de agua, 10 kilos de arroz y 10 litros de leche.

El país vive de las exportaciones de petróleo (el 93%) y de diamantes, pero la mayoría de los ingresos se pierde en las cañerías, que no son precisamente las de agua, pues el 50% de las familias de la ciudad angoleña no tiene agua corriente. El símbolo de la desigualdad del país es la bahía y la capital, donde levantó su primer negocio Isabel Dos Santos, la mujer más rica de África e hija del presidente del país, también el más longevo del continente, con 38 años en el poder.

En Luanda los restaurantes son prohibitivos para los nativos; los extranjeros se lo tienen que pensar porque el plato del día en cualquier local barato alcanza los 20 euros. Unos vaqueros cuestan 150 euros, el alquiler de un apartamento de dos habitaciones sale por 4.000 euros, y para un café hay que gastarse un par de euros. En el extremo opuesto de Luanda se encuentra Túnez, la ciudad más barata de entre las 209 analizadas por Mercer.

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