Luego de sacar de circulación el 86% de sus billetes, la India se prepara para eliminar el uso de efectivo y de tarjetas en 2020, el país lleva adelante el proyecto biométrico más grande del mundo: “Cada uno de nosotros será un cajero automático ambulante”, aseguró el impulsor de la idea. La preocupación de los consumidores por la pérdida de privacidad de sus datos.
"El dinero será "totalmente redundante" en la India en el año 2020."
Tanto la moneda en efectivo —y por ende, los cajeros automáticos— como las tarjetas de crédito dejarán de existir dentro de tres años según el director de la Institución Nacional para Transformar la India. Amitabh Kant prometió ante el Foro Económico Mundial que en el futuro cercano todos los ciudadanos de su país utilizarán un identificador biométrico —bien la huella digital, bien el iris del ojo— para hacer los pagos más rutinarios.
Todo comenzó con la implementación de Aadhaar, un sistema de identificación de 12 dígitos, único por persona, que el gobierno emite a cada residente y que guarda todos sus detalles demográficos y biométricos. Hasta el momento el proyecto ha enrolado a 1.100 millones de personas sobre un total de 1.280 millones. Ese volumen de datos permitió que la directora del Banco Estatal, Arundhati Bhattacharya, considerase "eminentemente factible" el cambio de la modalidad de pago.
"Cada uno de nosotros será un cajero automático ambulante", dijo Kant en Davos. "Es el salto tecnológico más grande que se ha dado en la historia de la humanidad".
El nombre de la base de datos alude a la palabra "fundación" en hindi: para cambiar su economía centrada en el papel moneda, la India comenzó por eliminar la circulación de los billetes de 500 y 1.000 rupias, según ordenó el primer ministro Narendra Modi: representó el 86% del efectivo. Modi ha dicho que aspira a crear una "India digital" con el fin de retener en el circuito formal las transacciones que evadían impuestos en el mercado paralelo.
Aunque el gobierno ya comenzó a probar una app de pagos que utilice los datos biométricos, algunos consumidores se han manifestado preocupados por la privacidad. La ley que regula el uso de la base de datos de Aadhaar no es abarcadora en lo que respecta al campo privado, y como no existe una normativa para la protección de datos, sería fácil compartir la información de los individuos que se verificara en cada transacción comercial.
El programa, regido por la Autoridad Única de Identificación de la India (UIDAI), guarda también otros datos sensibles: el uso de servicios sociales como la educación, los subsidios y el pago directo de salarios, entre otros. Una operación bancaria haría vulnerable no sólo la información sobre los hábitos de consumo y movilidad de quien la realiza, sino también su registro electoral, por ejemplo.