Rodríguez Saá usará a los refugiados para consolidar su imagen nacional. Dio la orden de "juntar casas", desadjudicar, para entregarlas a los sirios.
Está más que claro que el gesto solidario que el Gobernador intenta instalar en la opinión pública nacional no es otra cosa que una pantalla, muy lejos está en la personalidad de Alberto un sentimiento de esas características.
El montaje escénico incluyó una invitación, gestionada a través de un operador, para mostrase en el Vaticano como un gobernante preocupado por los miles de refugiados que escapan de la guerra. Se dio a conocer, en ese ámbito y para que sea visto principalmente en el país, como una alternativa seria para recibir a los desposeídos.
El macabro plan, que ideó Rodríguez Saá, es el de traer a San Luis a cientos de personas, brindarles trabajo y una vivienda y aparecer como el más bondadoso gobernante del que se tenga memoria. Pero para llevar adelante su emprendimiento ordenó "juntar casas para los sirios", así les dijo a sus funcionarios para que consiguieran el mayor número de viviendas y regalárselas a los refugiados.
La cuenta es simple, quita casas a los que por motivos inventados o muy traídos, esas viviendas, sumadas a las que no entregó que aún están pendientes y terminadas, serán suficientes para satisfacer el plan. Las familias asiáticas tendrán casas a costas de los sanluiseños que verán frustrados sus sueños y Alberto mostrará al mundo una imagen armada, un montaje falso y escándaloso, un fiel reflejo de su pasado y presente.