Como si tratara de Lázaro Baéz o el enterrador López, el Gobierno quiere esconder en la tierra el negocio de plantar árboles. La excusa de la forestación y otra maniobra millonaria.
Por estas semanas existe desde el Gobierno una fuerte presión a los municipios para que compren especies arbóreas con la supuesta y única finalidad de contribuir con el medio ambiente a través de la forestación. Lo que a simple vista parece una acción loable y superadora con una visión de futuro y cuidado del planeta termina siendo el negociado de unos pocos.
La insistencia y el sometimiento a los municipios termina con la imposición del vivero que pertenece al Instituto Mixto de Producción Forestal Provincial, IMPROFOP. Según las quejas de las autoridades municipales los llamados llegan desde el entorno del propio Gobernador, la sugerencia de adquirir las plantas de IMRPOFOP a un costo más elevado que el de cualquier otro proveedor termina siendo casi la única opción de compra.
Para los que no se someten a la contratación del vivero provincial existe otra alternativa tan cara como la anterior, un ingenio de apellido Polini se ofrece como proveedor. De acuerdo a las fuentes consultadas, Polini compra a IMPROFOP y vende más caro. El negocio termina siempre en manos de unos pocos.
Queda al descubierto que una vez más los intereses de los gobernantes están muy alejadas de las necesidades de los habitantes de San Luis y están muy cerca de sus propios beneficios sin importar que esto esté ligado a actos ilícitos. Con sólo analizar los miles de ejemplares que se compran y distribuyen en toda la geografía puntana no hay dudas de que la forestación tiene en sus raíces el negocio del poder.