El macabro concurso ruso: Sacarse selfies con muertos

Hemos llegado al limite de nuestro asombro. Si pensabas que ya lo habías todo en materia de selfies debes conocer la que se considera, la última moda en Rusia: hacerse una foto con una persona fallecida.

Cabe decir que dicha práctica está perseguida, y que a día de hoy la policía intenta evitar que esta moda repentina e incomprensible se mantenga durante más tiempo. No obstante, no deja de inquietarnos varios aspectos que trascienden esta nueva “variante de los selfies” que pasamos seguidamente a explicarte.

 

El concurso de autorretratos con fallecidos

Puede que no te suene demasiado la red social BK (ВКонтакте: Добро пожаловать). Es más o menos el equivalente a nuestro Facebook en Rusia, y como ya puedes deducir, dispone de muchos usuarios (algo más de 70 millones) y, sobre todo, de mucha influencia entre la población más joven.

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Hace solo unos meses se creó un grupo con gran polémica y trascendencia donde se invitaba a todo aquel que lo deseara, a participar en un concurso. Un concurso de tintes siniestros: se podía enviar cualquier “buena fotografía” realizada junto a un cadáver, y al final, se premiaría con 5.000 rublos la mejor de todas ellas: la más impactante.

Ya puedes imaginar lo que esta invitación a lo macabro provocó un gran revuelo entre los usuarios de la red social BK. No sólo los más jóvenes se inscribieron en el concurso, a día de hoy son muchas las personas que buscan “colarse” en cualquier funeral o velatorio, y sacarse un disimulado selfie con el protagonista para obtener unos rublos.

Puede arrancarnos una primera sonrisa de asombro e incredulidad al leer esto, pero la verdad, es que es todo un fenómeno, y un reto ya entre amigos por ver quien saca “la mejor imagen junto a un muerto”.

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El tema despertó ya la preocupación social y el de las autoridades cuando acudieron a un velatorio varios desconocidos esperando sacarse fotos con una niña fallecida tras un accidente de tráfico. La noticia del accidente salió en los medios y es gracias a ello que los desconocidos supieron cuando asistir al funeral.

La policía incluso sospecha de los propios centros de autopsias y de los forenses. Cuando ocurre un accidente o algún hecho traumático, hay personas muy avispadas que reciben la información para acudir, y sacarse “la foto”.

A las imágenes consideradas originales o más divertidas se les premia con unas cantidades que oscilan entre los 13 y los 60 euros. Más tarde se ofrecerá el premio mayor a la fotografía más impactante. De momento en el grupo creado para tal fin hay inscritas cerca de 500 personas, y aunque nos sorprenda, los selfies se suben casi cada día obteniendo un gran número de “likes”.

El tema causa tanta expectación que son muchos los que creen que esto puede estar generando un alto beneficio para quienes han abierto esta página. Crea morbo, inquietud, expectación, curiosidad, repulsión y miedo a su vez. Una mezcla que estalla como la pólvora en escenarios como las redes sociales e Internet.

Ahora bien, los que han iniciado este concurso se defienden diciendo que no hay nada negativo en esta práctica. La muerte no es un final, sino un inicio a otra dimensión, una nueva oportunidad para la persona que se ha ido, y que por tanto, debe celebrarse. Estemos de acuerdo o no con este razonamiento hay algo que está claro: a ningún familiar le agrada que su hijo, su madre, amigo o hermano aparezca en las redes sociales al lado de un desconocido sonriente.

Al menos, las clásicas fotos de fallecidos que se realizaban en el siglo XIX contaban con ese acuerdo familiar donde se intentaba conservar un recuerdo final de esa persona a la que debían despedir. Lo que ocurre a día de hoy, es la otra cara más oscura de la misma moneda.

 

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