La línea aérea estatal no logra recuperarse del impacto de la devaluación y la suba de sus costos en dólares. Este año necesitará subsidios por casi u$s300 millones. Cancela vuelos internacionales.
El futuro de Aerolíneas Argentinas parece haber entrado en una cuenta regresiva. Lo que no está claro es cuál puede ser la extensión de este conteo. Igual, todo indica que no habrá que esperar cambios profundos hasta después de las elecciones presidenciales del año próximo.
El conflicto sindical que estalló ayer y la réplica -muy dura por cierto- del presidente Mauricio Macri resucitaron el viejo fantasma de una eventual privatización, hecho que fue negado por una muy alta fuente de la compañía estatal consultada por este diario.
Pero el regreso de la aerolínea de bandera a manos privadas es sólo una de las opciones posibles. A la hora de imaginar alternativas, las mismas fuentes prefieren apostar a un saneamiento de la empresa. Pero también aparece sobre la mesa un escenario más inquietante: el cierre.
Los funcionarios saben que el mercado aerocomercial no es apto para competidores sin espaldas. Y, como al pasar, recuerdan antecedentes internacionales como la otrora poderosísima Varig en Brasil, que desapareció y fue comprada por Gol.
Por ahora, los esfuerzos están puestos en el objetivo de reducir al mínimo las pérdidas operativas que son cubiertas con subsidios del Estado. Hasta octubre último los auxilios del Tesoro nacional acumularon u$s180 millones, el doble de los previstos originalmente para todo 2018.
Aerolíneas destina unos u$s45 millones mensuales a sueldos, según cifras de la empresa. Y desde septiembre los viene pagando en su totalidad mediante el subsidio. Nada hace prever que esta práctica pueda cambiar en lo que resta del año. De manera que es muy probable que el monto de subsidios para cubrir el déficit de la empresa se aproxime a los u$s300 millones a fin de año.
Y aquí es donde aparece el primer conteo que irá definiendo el futuro de la compañía: el Presupuesto 2019. La ley que apunta a cumplir con el déficit cero comprometido ante el FMI prevé para Aerolíneas Argentinas aportes por solamente unos u$s40 millones.
"Si no llegamos a cumplir esa meta, habrá que conseguir más recursos y la única opción que deja el Presupuesto es sacar dinero de otras áreas; serán menos escuelas o menos autopistas", especulan las fuentes cuando se las consulta sobre la titánica tarea (¿o titánico ajuste?) que tienen por delante.
La pulseada que mantienen con los gremios es clave en este contexto. En la compañía ponen mucho énfasis en que el camino hacia el saneamiento requiere la colaboración de los gremios para resignar algunas "ventajas" laborales que acumularon a lo largo de los años. "Habría que romper todos los convenios y empezar a discutir de cero", dicen en la empresa, aunque saben que eso es una utopía.
Mauricio Macri ayer se involucró personalmente por primera vez en el tema. Fue por la mañana a Pilar, donde inauguró un hotel de lujo. En ese mismo momento los sindicatos habían paralizado todos los vuelos de Aerolíneas y el malhumor de los pasajeros varados en todo el país se hacía sentir en los medios de comunicación y las redes sociales.
"Desde que Aerolíneas se estatizó, el Estado tiene que poner plata todos los meses para que funcione. Todas las líneas aéreas que funcionan acá y la mayoría del mundo no requieren que los ciudadanos de ese país, en este caso los argentinos, pongamos plata todos los meses", señaló.
También destacó: "No es justo que el 95% de los argentinos, que no usan los aviones, tenga que pagar para que Aerolíneas funcione".
Por eso, mientras buscan llegar a un consenso con los gremios para recortar beneficios laborales, la estrategia pasa por desprenderse de activos. Pusieron en venta los pisos de la torre de la calle Bouchard y terrenos en Ezeiza. Pero ambas subastas fracasaron por el contexto económico.
La devaluación del peso y el aumento de los costos dolarizados (combustibles, alquileres, repuestos, mantenimiento) quebraron el esquema de rentabilidad de la compañía. Igual que al resto de las aerolíneas que en el mercado doméstico tienen ingresos en pesos y costos en dólares.
"En Cyber Monday vendimos una cantidad récord de pasajes. Pero con descuentos de 50%. Así llenamos aviones pero casi sin ganar plata", admiten en la empresa para poner las cosas en su término justo. La caída de rentabilidad es insostenible, aseguran.
Más aún, hay otro indicio de la complicada situación que enfrenta en materia de ingresos. Por falta de demanda internacional (la más afectada por la devaluación, cayó hasta 60%) Ámbito Financiero supo que Aerolíneas decidió cancelar vuelos al exterior en plena temporada alta y consolidar esos pasajeros en un único vuelo, según el siguiente detalle:
Miami: se cancela un vuelo en diciembre, dos en enero, 6 en febrero y 8 en marzo.
Madrid: se cancela un vuelo en diciembre.
Nueva York: se cancela un vuelo en diciembre.
Roma: se cancela un vuelo en noviembre y tres vuelos en diciembre.