Cuando Adolfo Rodríguez Saá posó junto a Ponce los dirigentes justicialistas entendieron que el gesto del ex presidente achicaba la tan mentada "grieta" social, de igual modo Hissa se tomó una fotografía con el Intendente y esta vez los mismos dirigentes entendieron que era "traición". Dos fotos, dos maneras interpretaciones y una sola realidad.
Cuando el país debate, entre otros tantos temas, terminar con las antinomias y aceptar respetuosamente al que piensa diferente, al menos así lo entendió Adolfo Rodríguez Saá en su cordial saludo y reunión Ponce, parecen estar presentes viejos pensamientos de la más reprochable acción política y social.
Pasaron varios meses de la foto de Rodríguez Saá Y Ponce y la situación se repitió, esta vez uno de los protagonsitas no estaba y en su lugar el joven dirigente Gastón Hissa entendió lo que su gurú político había predicado con el ejemplo. No dudó y la selfie inmortalizó el saludo con el titular de la municipalidad con quien tal vez compita en Octubre.
Inmediatamente llegaron los reproches para Hissa, quizás la interna o la mezquindad política hicieron que sus propios compañeros se dejaran llevar por la vorágine de las redes sociales y terminaran atrapados en los 140 caracteres.
"La única verdad es la realidad", dijo Aristóteles hace más de 2.300 años y justamente hoy gana vigencia. La realidad marca que la los nuevos tiempos exigen una manera de ver y hacer política, distinta, donde el que está en la vereda de enfrente por su forma de pensar es otra persona que expresa su manera de ver la vida, es tan solo eso, un ser pensante, diferente, y tratar de conciliar con el otro es un simple gesto de madurez y civilización. No hay traidores ni traicionados cuando dos adversarios ideológicos se estrechan en un abrazo e inmortalizan el momento para que sirva de ejemplo a los demás, al menos así lo entendieron Adolfo Rodríguez Saá y Ponce, con el tiempo Hissa se sumó al gesto, esa es la realidad.