Jemina Layzell murió repentinamente en 2012 debido a un aneurisma cerebral. Ahora, ha salvado a ocho personas en Reino Unido. Varios de sus órganos han sido trasplantados a otros convirtiéndose en la donante que ha ayudado a más gente, según NHS Blood and Transplant .
Para sus padres no ha sido una decisión fácil. Pero están orgullosos de haber hecho el bien respetando la voluntad de su hija. Explicaron que Jemina les había dicho que, si moría, quería que lo que quedara de ella fuese destinado a impulsar la vida de otros.
"Para nosotros haber dicho ‘no’ habría significado negar a ocho personas la oportunidad de vivir", detalló a The Guardian su madre, Sophy Layzell, con la intención de alentar a otras familias a seguir sus pasos. Aunque también reconoció que para ningún padre es fácil aceptar que parte de su hijo estará en el cuerpo de desconocidos. "Creemos que es muy importante que las familias hablen sobre la donación de órganos. El instinto de cada padre es decir que no, ya que estamos programados para proteger a nuestro hijo. Nosotros solo pudimos decir que sí porque conocíamos el consentimiento previo de Jemima", agregó al mismo rotativo.
NHS Blood and Transplant informó de que el año pasado murieron 457 personas esperando un trasplante. Hoy esperan que la historia de Jemima empuje a más familias a evitar este final.
Después de su muerte, sus padres encontraron 20 diarios y cuadernos que había guardado desde los cuatro años. Ahora se han convertido en un libro, llamado The Project, cuyas ventas se destinarán a recaudar fondos para la caridad.