La nota de La Izquierda Diario hace mención a cifras puntuales sobre "el otro país". Inflación, pérdida de empleos y caída del salario.
El medio periodístico difundió, en las últimas horas, una publicación firmada por Piero Penna, estudiante de periodismo de la UNSL. El cronista realiza un crudo análisis de los números que manejan la economía de los Puntanos. Lejos de ser el paraíso que Alberto y Adolfo Rodríguez Saá difunden al resto del país, San Luis está inmerso en sus propios problemas.
En lo que va del año, ningún aumento y acuerdo salarial ha logrado aproximarse a la variación inflacionaria interanual que indican los índices recomendados por el mismo gobierno nacional. San Luis, lejos de ser “otro país”, no es la excepción. Los salarios de los trabajadores puntanos están cada vez más lejos del costo de la canasta básica familiar.
Jorge Todesca, actual director del INDEC, decía en diciembre del 2015 que “para las paritarias del 2016 se pueden usar los índices de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la Provincia de San Luis”.
Con el correr de los primeros cinco meses del corriente año, el gobierno puntano -a través de la Dirección Provincial de Estadísticas y Censos (DPEyC)- informaba las siguientes variantes inflacionarias porcentuales: enero (4,2 %), febrero (2,7 %), Marzo (3 %), abril (3,4 %) y Mayo (4,2 %). Es decir que según este organismo, la inflación interanual acumulada ha sido de un 17,5%. De hecho, por medio del Índice de Precios al Consumidor (IPC), esta misma entidad gubernamental decía que una canasta básica familiar compuesta por 301 productos, divididos en 9 rubros (alimentos y bebidas, indumentaria, vivienda y servicios básicos, equipamiento y mantenimiento del hogar, atención médica y gastos para la salud, transporte y comunicaciones, esparcimiento, educación, y otros bienes y servicios) le cuesta actualmente a un trabajador $4.900 por mes.
Cualquier desentendido, con una canasta familiar a ese costo, podría pensar que verdaderamente San Luis es “otro país”. Pero, lo cierto es que si se tiene en cuenta el ajuste, la devaluación y los tarifazos que se vienen implementando desde que asumió Macri como presidente la canasta básica familiar cuesta más del triple de lo que anuncia el gobierno de Alberto Rodríguez Saá. Tal es así que para la Junta Interna de ATE – INDEC, por ejemplo, el valor de una canasta básica al mes de marzo de 2016 ascendía a $17.492.
Incluso, si se toman ciertos los números de la DPEyC y, en este sentido, se acepta que la inflación de mayo de este año fue del 4,2%, haciendo cuentas de ese mes hasta fin de año, se puede asegurar que la inflación interanual para el 2016 va a ser del 43,4%. Cifra que no sólo deja por el piso los $4.900 del gobierno provincial sino que también destruiría los aumentos y acuerdos salariales de este año.
Siendo de un 37/38% los acuerdos y aumentos salariales más altos (aceiteros, ceramistas, camioneros y bancarios); y de un 30% para abajo los más bajos (trabajadores de la carne, transporte, comercio, construcción y prensa), es más que evidente que el único perjudicado con el ajuste brutal que se está viviendo es el pueblo trabajador.
Cuando el gobernador de la provincia Alberto Rodríguez Saá aparece por los canales nacionales de aire diciendo que San Luis es una “escuela de administración”, que hay “pleno empleo” y que, por esto, es “otro país”, omite lógicamente decir que estos pretendidos calificativos son consecuencia de los bajos salarios y la precarización laboral y que los salarios de los trabajadores puntanos están cada vez más lejos de poder cubrir el costo de la canasta básica familiar. De hecho, el “pleno empleo” no existe en la provincia, ya que en lo que va del año se suman cerca de 4.000 despidos en las industrias y en el Estado provincial. Esto, sumado a las suspensiones y “retiros voluntarios”.
Los sectores más vulnerables de la sociedad están siendo atacados por los tarifazos, la inflación, la devaluación, la precarización laboral, los despidos y las suspensiones con la complicidad de las burocracias sindicales que, como siempre ha pasado, no muestran ánimos de lucha. Los gremios, sindicatos y centrales deberían apostar a la verdadera acción conjunta, utilizando la mejor herramienta de lucha de la clase trabajadora, el paro general activo.
Hay que exigir que la burocracia sindical rompa la tregua con el gobierno nacional y los distintos gobiernos provinciales y organizar un plan de lucha nacional para derrotar el tarifazo, las suspensiones y los despidos, y por la recomposición del salario.