El Gobernador saliente, el peor de la historia de San Luis, deja un verdadero cementerio de patrulleros y ambulancia. Panorama que cuenta con una situación financiera sin precedentes, una Provincia fundida.
Se trata de vehículos de suma necesidad en situaciones críticas como son la salud y la seguridad, hasta allí avanzó la desidia y la corrupción de un gobierno que en ocho años destruyó las arcas públicas dilapidando recursos.
Las imágenes a las que tuvo acceso El Puntano muestran elementos de trabajo de alta necesidad y que están abandonados y que entraron a un sistema de desguace del que nadie tiene registro y que podría abrir un nuevo panorama de investigación sobre el destino de las partes que se extraen de las unidades, se estima que son alrededor de 350 vehículos pertenecientes a los ministerios de Salud, Seguridad y Transporte.
La situación particular enumerada en el párrafo anterior encuentra correlato en la pésima administración, denunciada en varias oportunidades por corrupción, que evidencia un déficit crónico en el que se remataron los ahorros provinciales para sostener una fiesta de pocos que se paga con el esfuerzo de todo un pueblo.
El Gobernador saliente, Alberto Rodríguez Saá, entrega a su sucesor, Claudio Poggi, una provincia fundida, mal administrada, en la que no hay patrulleros ni ambulancias