Rodríguez Saá no logra digerir el resultado, el silencio que aturde

El Gobernador perdió de todas las formas en las que se puede perder. La más dolorosa, su gestión que estrelló a miles a familias en la pobreza, en lo electoral con una cachetada histórica que aún no logra digerir y un silencio que resuena en Terrazas del Portezuelo.

El movimiento en la Casa de Gobierno lo aportan los trabajadores, los escalafones más altos en el orden jerárquico están taciturnos, aturdidos por el estruendo de una elección que los ubicó, como nunca, en la realidad, fuera del mundo paralelo en el que vivieron durante casi 8 años. Los funcionarios no deambulan, los pocos que van a trabajar lo hacen pocas horas al día y evitan hablar de la catástrofe electoral. En el peor momento  e la gestión, el liderazgo que ofrece Rodríguez Saá es el de esconderse, dejar solos a los que fueron la imagen de la derrota y escapar de sus propias responsabilidades.

El Gobernador está recluido en la calidez de su mansión de "Los Peñitos", El Durazno, allí la calefacción central no logra apaciguar el frío de la soledad del mandatario frente al ocaso en el que la sociedad lo colocó después del domingo. Rodríguez Saá votó y con números de corte de los bocas de urnas sabía que la derrota era irreversible, escapó y nunca más volvió a tomar contacto con sus candidatos quienes fueron sometidos a la exposición de cargar sobre sus hombros la histórica derrota. Sin ningún dirigente de peso enfrentaron en el PJ la situación de reconocer que habían perdido, que el modelo no tenía rumbo y que el líder había abandonado.

Rodríguez Saá deberá gobernar hasta el 10 de diciembre y asumir que su proyecto se agotó, que sobrevivió al calor de los aprietes, las amenazas, con un pueblo que se cansó de tanto maltrato y que recuperó la libertad de votar un cambio. La sociedad se pronunció,el Gobernador mantiene silencio y la historia hablará de este momento.

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