La situación de Bartolomé Abdala llegó a un punto sin retorno en la oposición al régimen de Rodríguez Saá. Las acusaciones públicas de servilismo ponen al dirigente en el ojo de la tormenta y enfrenta a las autoridades del partido a la decisión de Protegerlo o Pronunciarse, por ahora lo primero.
Abdala se transformó, sin proponérselo, y sin atribuciones políticas propias ya que carece de capacidad, en uno de los personajes de la semana. La triste crónica en la vida pública del dirigente deportivo, de profesión contador, devenido en político tuvo esta semana un nuevo capítulo al convalidad y formar parte esencial de la maniobra de Rodríguez Saá para quedarse con el manejo absoluto de la justicia.
La incursión de Abdala se suma a una larga lista de desatinos y arreglos políticos por fuera de la postura que fija el control de la gestión de gobierno. Otra vez optó por el negociado espurio y a la vista de todos, nadie duda de la clase de diputado que representa el hombre que abrazó al Pro en la provincia cuando la figura de Macri era incipiente en la escena nacional.
Con la historia sobre la mesa y la inequívoca postura del Abdala el partido que lo contiene esquiva sistemáticamente su rol y su obligación frente a semejante personaje con representatividad legislativa.
El silencio del Pro es tan abrumador que hace ruido y molesta. Cuando abiertamente el Diputado desafía a las instituciones y el rol que estas deben ejercer en un Estado democrático el camino debe ser claro. Por ahora, el espacio político se muestra débil, esquivo y sin conducción.
ProTegerlo o ProNunciarse, esa es la cuestión. Después de casi 40 años de poder dominante y con una abultada billetera para torcer voluntades no hay hay lugares para ambigüedades o complicidades.