El Paro de Transpuntano recrudece con las horas, los servicios básicos están colapsados, el Gobierno provincial no se hace cargo y Tamayo no aparece.
San Luis está desbordada, la inoperancia del Intendente queda en evidencia en cada una de las inacciones de su gobierno. El agua potable, con la ayuda de San Luis Agua, es un dolor de cabeza permanente para los vecinos. Caños rotos a diario, faltantes de servicio de 72 horas continuas. Las cloacas se desbordan en cada rincón de la capital provincial, la suciedad de calles, paseos públicos, basurales a cierto abierto son el panorama de la ciudad que entró en la más severa decadencia.
Para culminar el derrotero de fracasos del intendente se sumó el paro de Transpuntano. Los trabajadores reclaman el sueldo de junio y el aguinaldo. El municipio les respondió con un cachetazo, “no podemos pagar los sueldos”. Para rematar la triste historia, EDESAL cortó la luz de la empresa por falta de pago y se llevó el medidor.
Hoy, Alberto Rodríguez Saá no abraza por detrás a Tamayo como lo hacía en la campaña. El Intendente se da vuelta y está solo, sin rumbo y con una ciudad que le exige respuestas que no sabe dar. A esta altura de los acontecimientos, el círculo íntimo del jefe comunal no puede explicar el paradero del hombre que debería estar al frente de cada uno de los problemas.
En los últimos 8 meses la ciudad está desbordada, sin conducción y a la deriva. El Gobierno provincial ausente y un intendente que no puede y no sabe. No importa cuando leas esto, fue y va ser así durante toda la gestión de Tamayo.