Acostumbrado a tratos especiales como la jubilación de privilegio el Senador y su esposa Gisela exigieron un lugar único cerca del altar, lejos de los demás asistentes a la santa misa por el aniversario de la Patria. Como no se lo dieron pegó el faltazo.
No llama la atención, por el servicio de siete días como Presidente, electo por una asamblea legislativa, Adolfo le hizo juicio al Estado y cobró un retroactivo de $8 millones y tiene una jubilación de privilegio de $ 300 mil mensuales. Del mismo modo actuó este sábado al cumplirse los 209 años de la Revolución Patria cuando envió a las autoridades eclesiásticas provinciales el decreto que lo reconoce como expresidente y exigió un lugar de privilegio entre los asistentes al tradicional Tedeum.
El obispado accedió a darle dos lugar especiales, del mismo modo que se le otorgó a las otras autoridades como el Vicegobernador y el Intendente Enrique Ponce. Al enterarse de que no estaban solos, Adolfo y Gisela pegaron el faltazo.
El compañero de fórmula de Rodríguez Saá, el diputado Marcelo Sosa aguardó, junto a Liliana Bartolucci, en el atrio del templo. Con el correr de los minutos y con la confirmación de la caprichosa actitud del matrimonio los dirigentes políticos abandonaron el lugar.
Rodríguez Saá desechó el lugar que le asignaron en el Tedeum.