Preocupante: uno de cada cuatro chicos solo come en la escuela o en comedores

El contexto inflacionario y la recesión aumentan los índices de pobreza. Así, las redes de contención cumplen un rol esencial, junto con algunas políticas públicas.

Más allá de los matices ideológicos interpretativos, se está viviendo un ajuste en las cuentas públicas cuyo efecto –indiscutible– es una caída en el consumo en un contexto de mucha inflación. En términos de fría matemática –en un tema en el que la frialdad de la política no debería aceptarse por la comunidad– implica que en la próxima medición de pobreza, seguramente ya no sea 25% (un número que el Gobierno celebró el año pasado), sino bastante más. A eso se sumará un dato que enuncia Agustín Salvia, el director del Observatorio de la Deuda Social, de la UCA: “Entre comedores escolares y comedores en los barrios, un 25% de niños de Argentina se alimenta de esa manera”. La misma UCA habló de un 54% de niños pobres en la Argentina, estimación similar a la que también manejó en algún momento Unicef. Ajuste en los barrios. Daniel Arroyo, quien, además de ser un referente en la temática en el país, es diputado del Frente Renovador, señala que “la situación está empeorando mucho. Porque se están viendo tres cosas juntas: la primera es que efectivamente hay gente que se queda en los comedores comunitarios, hay más chicos que se quedan a comer en las escuelas, suben los alimentos y aumenta el tema del trueque. Todo eso tiene que ver en esencia con problemas alimentarios. Está empeorando: hay un cupo de chicos anotados, pero también hay otros chicos que se quedan en la escuela porque no tienen para comer”. Salvia lo explica de esta manera: “Obviamente, la situación inflacionaria y los efectos recesivos que estamos atravesando en este momento tienen un efecto sobre el presupuesto familiar de los sectores vulnerables, sobre todo los sectores informales, de la economía informal, que por una parte ven reducida su capacidad adquisitiva y además ven una reducción de los ingresos; la clase media y los trabajadores más formales también se ven afectados por la inflación, pero en parte pueden aliviar esta situación con los aumentos de paritarias o los ajustes por jubilación o programas sociales. Esto lleva a una reducción de la demanda que justamente golpea muy directamente a los segmentos más bajos”.

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