El Gobernador se autoproclamó como la nueva clase de dirigente en la provincia. Después de 35 años de poder se muestra como la renovación en la política.
Enojado, contrariado y con mucha impotencia, así se retiró un joven que puso su casa para montar uno de los tantos merenderos del Gobierno, "No puede ser, nos hace ir a una reunión para decir cosas que no son ciertas", se quejó luego de escuchar a Rodríguez Saá. El mandatario terminaba de dar uno de los discursos más pobres de los últimos años, visiblemente desmejorado aseguró que las elecciones del 13 de Agosto fueron "el primer round, nos dieron una trompada pero estamos de pie".
Segundos más tarde, hilvanó una frase que le costó pronunciar: "Los merenderos son, ahora le decimos merenderos, y hemos caminado un trecho. Son junto a cada uno de ustedes el legado. Cada uno de ustedes, son el Ministerio de la provincia de Desarrollo Social, en cada barrio".
Para rematar la idea y sin que ningún músculo de la cara se le moviera, como si fuera de piedra, Alberto disparó: "cada uno de nosotros, somos los nuevos dirigentes, preocupados por lo más sensible”. Con esa sentencia dejó atrás 35 años de dominio absoluto, de manejo desmedido, de arbitrariedad, de persecución, de hostigamiento, de amenazas y otras tantas crueldades del régimen que comanda junto con su hermano Adolfo.
"Me duele, siento que nos sigue usando", sintetizó el joven que abandonó el recinto del Palacio de los Deportes en Villa Mercedes, el lugar donde Alberto se proclamó como "la nueva dirigencia".