Con el fin de ciclo de Adolfo y Alberto se irán también aquellos personajes que representaron acabadamente una forma de hacer política y de enriquecerse con los fondos públicos. La senadora Mabel Leyes y un prontuario que representa el estilo Rodríguez Saá.
Que Alberto viva en una mansión en El Durazno en lo más alto de las sierras, que disponga por ley de $ 70 mil diarios en gastos reservados de los que no debe rendir cuentas, que su hermano Adolfo construya en tiempo récord una mansión de $ 75 millones a la vista de todos sobre el circuito de Potrero de los Funes y que por décadas la sociedad repitiera la frase "roban pero hacen" significó que marcarán un estilo que fue adoptado por muchos y que el voto popular se encargó de marcarles el final del camino.
Mabel Leyes gobernó la localidad de La Calera y administró ese municipio como un almacén de barrio, no existen registros de gastos ni rendiciones de cuentas a los organismos oficiales. A tal punto llegó el desgobierno que la ahora legisladora provincial se autodonó un terreno, hizo lo mismo con una fundación a nombre de su hermano Alberto Leyes. Además figuran compras a nombre de la municipalidad de elementos que nunca llegaron a La Calera.
Hoy, cuando la sociedad le puso un freno a la corrupción y al poder la Senadora aparece envuelta en otro escándalo es una de las tantas personas que salen a apretar a los jóvenes para que modifiquen el voto de las PASO y terminen favoreciendo a Adolfo Rodríguez Saá. Mabel Leyes se transformó en el paradigma de una forma de hacer política que tiene sus días contados, el voto popular ya les puso fecha de vencimiento.