Murió uno de los "amos" del mundo: David Rockefeller

El banquero estadounidense David Rockefeller, último superviviente de toda una generación de Rockefellers y cabeza visible de la familia en las últimas décadas, falleció en su casa de Pocantico Hills, Nueva York, a los 101 años, tras una vida dedicada a los negocios, la promoción del capitalismo y el apoyo a las artes.

El banquero, presidente del Chase Manhattan Bank durante más de una década y hombre de consulta de prestigio y alcance mundial, así como filántropo, asesor presidencial y nieto del fundador de la dinastía de los Rockefeller, murió mientras dormía de una insuficiencia cardíaca, informó un portavoz de la familia.

El magnate, quien según reportes habría donado cerca de 2.000 millones de dólares en su vida, era hijo de John D. Rockefeller Jr., quien desarrolló el Rockefeller Center de Nueva York, y el último nieto vivo del magnate petrolero John D. Rockefeller, fundador de Standard Oil y de la dinastía familiar.

Su fortuna fue estimada en 3.300 millones de dólares en marzo de 2017 por la revista Forbes, informó la agencia de noticias Reuters.

Rockefeller fue fundador de la Comisión Trilateral, creada en 1973 y considerada una de las organizaciones privadas más influyentes del mundo, para fomentar las relaciones entre Norteamérica, Japón y Europa Occidental.

Cuando fue jefe del Chase de 1969 a 1981, Rockefeller forjó una red de estrechas relaciones con gobiernos y corporaciones multinacionales que llevó a observadores a decir que el banco tenía su propia política exterior.

Su nombre llegó a simbolizar las impopulares políticas bancarias estadounidenses en los países deudores. Rockefeller fue despreciado por la izquierda por trabajar con el dictador chileno Augusto Pinochet y el shah de Irán.

También generó molestia por incentivar la apertura del comercio con China y la Unión Soviética durante la Guerra Fría.

Rockefeller se vio envuelto en un incidente internacional cuando él y su amigo Henry Kissinger ayudaron a persuadir en 1979 al presidente Jimmy Carter para que admitiera al shah de Irán en Estados Unidos para someterse a un tratamiento por un linfoma, lo que ayudó a precipitar la crisis de los rehenes en Irán.

Nacido en Manhattan como el más joven de seis hermanos, Rockefeller pasó su infancia en Nueva York y en las fincas de la familia. La mansión de nueve pisos donde nació, la residencia más grande de Nueva York, es ahora parte del Museo de Arte Moderno que su madre, Abby, ayudó a fundar en 1929.

Mantuvo esa pasión por conocer mundo durante toda su vida y, a pesar de su avanzada edad, siguió viajando de forma continua en los últimos años.

Un enamorado de Marruecos, con 100 años continuaba visitando regularmente Fez para hacer compras, según aseguró en una entrevista en 2015.

Rockefeller conoció el norte de África a principios de los años 40, cuando se alistó como voluntario en el Ejército y sirvió en esa región y en Francia durante la Segunda Guerra Mundial antes de licenciarse con el rango de capitán en 1945.

Previamente había estudiado en Harvard y en Londres y había obtenido un doctorado en Ciencias Económicas por la Universidad de Chicago.

Tras acabar sus estudios, trabajó como secretario del alcalde de Nueva York Fiorello La Guardia y como director adjunto regional de la oficina de defensa de Estados Unidos.

Varios presidentes de Estados Unidos le ofrecieron a lo largo de los años ocupar la Secretaría del Tesoro, algo que siempre rechazó. Rockefeller no dudó además en criticar abiertamente a algunos inquilinos de la Casa Blanca cuando sus decisiones le parecían incorrectas.

Junto con los viajes, su otra gran pasión fueron las artes, que promocionó con cientos de millones de dólares continuando con la tradición de su familia y de otras grandes dinastías de la Costa Este.
Entre otras cosas, financió en la Gran Mazana el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), el Rockefeller Center, la Universidad Rockefeller o la construcción del World Trade Center -que incluye las desaparecidas Torres Gemelas-.

Además, reunió una de las colecciones de arte más importantes del planeta, valorada en cientos de millones de dólares y con obras de Picasso, Cezanne o Matisse.

Rockefeller contó su vida en una autobiografía publicada en 2002, las únicas memorias escritas en tres generaciones de una de las familias más poderosas del mundo.

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