Con diferentes anécdotas, una decena de fuentes del mundo AFA coinciden en una idea que repiten ante la consulta: "Es un líder positivo. Hace las cosas callado. No te enterás de nada porque no lo hace con esa intención".
En las últimas horas se dio a conocer la versión que Leo sacó de su bolsillo el dinero para cubrir los salarios de algunos auxiliares de la Selección ante el incumplimiento de la anterior gestión. Ante las preguntas, varios dicen desconocer el hecho pero todos concuerdan: "Es posible por su forma de ser".
Eso abrió la puerta a un sinfín de pequeñas anécdotas, desde sorteos de bienes materiales entre empleados, hasta muestras de afectos con los más pequeños, conociendo el impacto de su saludo en los chicos. La lista se extiende, aunque el punto de inicio parece haber sido hace algunos años atrás cuando se movió por intermedio del masajista –e íntimo amigo– Dady D’Andrea para conseguir electrodomésticos que luego sorteó entre los empleados rasos del predio de Ezeiza.
"Messi en el predio es Dios, más que adentro de la cancha", concluye uno de los empleados.
Heladeras, cocinas y lavarropas son algunos de los instrumentos que aún hoy están en la casa de aquellos que no ocultan su admiración por los silenciosos gestos de él. El siguiente sorteo se dio con más de cuatro motos como premio: Leo, vergonzoso, ni siquiera quiso asistir a la rifa. Así se mueve hasta en la intimidad.
"Sigue siendo el mismo pibito que debutó en Primera. Es un pibe cualquiera. No sé si ayudó o no ahora, pero no me extrañaría", explicó el coordinador médico Donato Villani, quien lo conoce desde su inicio en la Selección, ante la consulta. Tucho opta por mantener en la intimidad los gestos del hombre del Barcelona, aunque sí pone el rostro para deshacerse en elogios.
Las puertas del predio se abren en reiteradas ocasiones sin hacer ruido. Un mecanismo aceitado para que no se sepa. Por allí pasan cientos de chicos con graves enfermedades que tienen como único sueño compartir unos minutos con él. Messi los recibe, se saca fotos y les firma autógrafos. Dispone un rato de su tiempo para brindar felicidad. Lejos de los flashes.
Es embajador de Unicef, hecho por el cual realiza varias acciones de caridad mientras está unos pocos días en Argentina, pero también llevó a cabo compra de diferentes insumos para hospitales que nunca tuvieron siquiera un flash de la prensa, porque decide ocultarlo. No hace falta una cámara para una obra de bien.
Hasta sus propios compañeros se vieron beneficiados con sus actitudes. Varias veces soportó los reproches del Barcelona al decidir ir a jugar amistosos a diferentes partes del mundo para que AFA cobre el plus que implican los contratos con Adidas o las empresas organizadoras por su presencia. Entre 100 mil y 300 mil dólares que se repartían democraticamente entre todos los intérpretes de la delegación. Desde el primer hasta el último integrante de la delegación.
Remarcan que en el regreso, tras la derrota, fue uno de los tres –con Javier Mascherano y Ángel Di María– en quedarse concentrado en Ezeiza, a pesar de que sus hermanos realizaron los clásicos llamados para disfrutar juntos unas horas en su departamento en Capital o viajar por un rato a Rosario. "Es un líder positivo, que da el ejemplo", explican.
Al mismo tiempo, subrayan un gesto con los empleados del hotel Del Bono de San Juan, quienes dejaron diferentes camisetas sobre una mesa para que los jugadores las firmen a medida que se retiraban. Apenas dos o tres tuvieron la gentileza de estampar su recuerdo. Lio, el último en irse, tomó una por una las más de 20 camisetas y puso el gancho. Lo mismo sucede en cada arribo a un lugar: ante los gritos de los fanáticos, es el que siempre tiene el gesto de amabilidad de levantar su mano para saludar, algo que sonaría lógico fuera del aturdidor ambiente futbolístico. Messi es el capitán de las grandes y pequeñas cosas.