La inyección consiste en unas hormonas que se encargan de "apagar" el sistema reproductor masculino con un efecto reversible. En el estudio, en el que participaron 350 hombres, se probó una combinación de progestágeno, que actúa sobre la glándula pituitaria para impedir la producción de esperma, y testosterona, para compensar la caída de esta hormona en el cuerpo debido al progestágeno.
Los voluntarios alcanzaron la "fase de eficacia" después de un periodo inicial que dura hasta un año recibiendo una inyección cada dos meses.
"Si se compara con otros métodos masculinos reversibles, es mucho mejor que el condón porque la inyección tiene una eficacia para prevenir embarazos no deseados del 96%, porcentaje similar a la píldora", declara Richard Anderson, profesor de Ciencia Reproductiva y autor del estudio. Durante el estudio, solo se produjeron cuatro embarazos no deseados.
Como el resto de métodos hormonales femeninos, la inyección no protege de la transmisión de enfermedades sexuales y posee efectos secundarios. El tratamiento puede generar depresión, acné o aumento de la libido, lo que provocó que 20 hombres tuvieran que abandonar el estudio. No obstante del grupo, al final de la prueba, tres cuartos de los participantes afirmaron que continuarían usando este anticonceptivo.
"Los resultados nos dan la confianza de que se puede hacer", manifesta Anderson. El mismo autor explica que sería complicado convertir esta inyección en píldora ya que las hormonas son rápidamente metabolizadas por el hígado anulando enormemente la eficacia. Sin embargo, los científicos comenzarán un nuevo ensayo para probar el tratamiento en forma de gel para que los hombres se lo puedan aplicar simplemente frotándoselo por el pecho cada mañana.
"No ha habido ningún progreso en los últimos 40 años en los métodos masculinos", remarca Chris Barratt, profesor de medicina reproductiva, no involucrado en el trabajo. La inyección testada la valora como un avance "significativo y bienvenido" al mostrar relativos bajos efectos secundarios y al ser fácil de aplicar.
Otras investigaciones se suman e intentar dirigirse hacia un desarrollo de tratamientos que no impliquen hormonas, como intentar por medio de compuestos impedir la capacidad de nadar del esperma. El futuro de los anticonceptivos masculinos parece abrirse para que pueda darse una responsabilidad compartida en las parejas que no desean tener hijos.