El presidente Mauricio Macri se hizo cargo de la alarmante primarización del comercio con China, que este viernes denunció la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara), que señaló que el gigante asiático cada vez le compra a la Argentina menos aceite y más poroto de soja, para procesar en su creciente industria de crushing.
Macri le ratificó a Jinping su deseo de que la Argentina le venda a China alimentos con valor agregado, además de la soja, "porque es una manera de generar más empleo y combatir la pobreza".
"No buscamos superávit, es una situación momentánea que esperamos ir corrigiendo y nosotros queremos más productos argentinos en el mercado chino", cumplió en responder Jinping y dijo que espera "que el año que viene podamos recibirlo formalmente en la primera visita de Estado y avanzar en las relaciones de nuestros países".
Macri estuvo bien en plantear el tema, aunque es difícil que el reclamo tenga algún eco concreto, porque es conocida la estrategia de largo plazo de China de industrailizar su país a como de lugar. De hecho, la intención de reemplazar la capacidad de molienda del polo de Rosario siempre fue un objetivo de China, que ahora empieza a verse en sus efectos concretos, en el impacto sobre el país.
En los primeros seis años de la década pasada la capacidad ociosa de la industria oleaginosa de Argentina rondaba el 14% y para este año ya se prevé que escale a un 23%.
Con una capacidad de molienda de 65 millones de toneladas, el polo de crushing argentino –básicamente concentrado en Rosario- es uno de los más competitivos del mundo y uno de los pocos segmentos de nuestra economía que juega en las primeras ligas.
Macri y Jinping con sus gabinetes en la Casa de los Huéspedes del Estado del Lago Oeste
China se trazó hace años el objetivo estratégico de cortar esa dependencia y desarrollo su propia industria de molienda, que ya alcanza los 130 millones de toneladas.
Sin visa para los chinos. "Hemos avanzado para que cualquier ciudadano chino que tiene visa para ingresar a Estados Unidos o a Europa pueda hacerlo al país. Por ahora ese visado es por cinco años pero queremos extenderlo o hasta anular la visa", prometió Macri.
Y ahora, como suelen hacer, empezó a instrumentar barreras paraarancelarias, para trabar los embarques de soja procesada de la Argentina; así como incentivos y subsidios a su propia indutria sojera.
Se trata de una competencia desleal que extiende a otros rubros como el acero, motivo por el cual Paolo Rocca de Techint le viene reclamando a Macri y otros presidentes de la región que hagan dos cosas: Que no reconozacn a China como economía d emercado y que establezcan estrategias regionales para frenar sus productos.
Sin embargo, hasta ahora, la administración de Macri se resiste a tomar medidas tan extremas y optaría por seguir a Australia en el reconocimiento de China como economía de mercado, pero con “reservas”.
Como sea, Macri cumplió en hacer su reclamo a Jinping, previo a su participación en el G20 que se llevará a cabo el domingo y el lunes en la ciudad china de Hangzhou, que para mejorar su apariencia usualmente contaminada, ordenó cerrar fábricas y desalojó a más de dos millones de personas.