Bienvenidos a Kangbashi, la ciudad fantasma más grande de China. Es lo que se denomina una urbe "fallida" de las cuales hay varios casos en ese país.
Puede fallar. Y falló. Fue construída para albergar a más de un millón de habitantes en Ordos, Mongolia Interior, pero allí sólo viven 50 mil personas.
La construcción de la ciudad, a unos 23 km de Dongsheng, capital de Ordos, le costó al gobierno chino más de mil millones de dólares, los cuales fueron invertidos "de golpe" a principios de 2003 bajo el lema "construyamos primero que se habitará después".
"El problema con Kangbashi es una mala planificación en términos de la demanda que iba a haber en un lugar tan aislado. Es una clara muestra de los problemas que surgen con este tipo de urbanización planificada", dijo a la BBC Alistair Chan, de la consultora Moody’s Analytics, autor de "El efecto de un colapso del mercado inmobiliario en China".
Según el especialista, las ciudades fantasmas son efecto del colapso del mercado inmobiliario de China y "uno de los mecanismos básicos de su modernización".
Por sus abundantes reservas de agua, que escasea en Dongsheng, se calculó que Kangbashi sería una ciudad satélite que captaría residentes capitalinos y de otras regiones de China, país que tiene más de 200 millones de migrantes internos.
La diferencia entre los 50.000 habitantes reales y el millón proyectado se debe a un cálculo irracionalmente optimista que dista muchísimo de las grandes avenidas sin gente en Kangbashi.
Pero hay alguien que sigue pensando en positivo, Chai Jiliang, relacionista público de la ciudad. "Todo forma parte de un plan estratégico aún mayor. Los arquitectos continúan desarrollando ideas para esta urbe", dijo al diario Daily China.