Se quiso vengar de su ex pero se equivoco

Un médico del Centro de Salud Juan Bautista Cairo, en Santa Fe fue víctima de un extraño suceso, ya que una mujer produjo daños considerables a su automóvil usando una maza creyendo que se trataba del vehículo de su ex marido.

El protagonista involuntario de la historia fue el médico Franco Pugnaloni, quien el domingo pasado se encontraba cumpliendo su turno laboral en el mencionado efector cuando una mujer de 50 años llegó, preguntó por el chofer de la ambulancia y a los pocos minutos destrozó vidrios y chapas de su auto.

Luego de que Pugnaloni -atónito- le gritara a la mujer que ese era su vehículo, los profesionales que participaban de la guardia llamaron al 911 para que la policía intervenga, pero el patrullero llegó minutos después de que la agresora se diera a la fuga.

Tras interrogar al chofer de la ambulancia, quien había mandado a retirar su auto del lugar 10 minutos antes del ataque, los uniformados llegaron a la conclusión de que la responsable de los destrozos era su ex mujer.

Pugnaloni, que además de médico es actor y forma parte del grupo rosarino de improvisación The Jumping Frijoles, narró magistralmente el hecho y decidió darle a la anécdota un tono risueño:

“Resulta que dicha mujer, era la ex esposa del chofer de la ambulancia de turno, y por motivos pasionales, económicos, místicos, o vaya uno a saber de qué índole, decidió sacar de su cartera, una maza. Sí señores, una maza. (Nada que nos sorprenda partiendo del hecho de todo lo que se puede encontrar en la cartera de una dama)”
“La mujer, con mucho odio, conducida por un sentimiento iracundo, comienza a destruir con la maza el auto del chofer”
prosiguió el médico, y contó que luego de indicarle que aquel era su auto vio cómo la agresora

“iracunda, con su mirada perdida, guarda la maza en su cartera, al lado del rimel y el cargador de su celular, y se retira del centro de salud, caminando”.

"Muchos sentimientos pasaron por mi cabeza en ese momento, de los cuales el amor tuvo un puesto bastante lejano”
publicó el médico, y destacó que gracias a sus “increíbles compañeras de guardia”, logró tomarse el tema “con bastante humor”.

La historia no terminó ahí, porque luego de los destrozos Pugnaloni llamó a su compañía de seguros para preguntar qué hacer, y afirma que la empleada que lo atendió le contó que había escuchado de un caso similar, “pero con un matafuegos”. Horas más tarde, y tras ganarse el apelativo de “el de la loca de la maza” encontraron la solución a su problema.

Pugnaloni contabilizó una serie de personas que se rieron de él durante los momentos de mayor tensión

“el tipo de la grúa que se me cagó de risa con la historia y me preguntó si el chofer era Di Caprio”, “el personal de limpieza, que se encargo de reírse un poco más también” y “los canallas que me crucé cuando iba en la grúa”, quienes le preguntaron al chofer si el auto destrozado pertenecía a “un pecho”.
Para finalizar su relato, Pugnaloni parafraseó a Forest Gump reflexionó “La vida es una caja de bombones, y yo soy diabético”.

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