Antonio Vespucio Liberti es el nombre del Monumental. Corresponde al presidente que más tiempo estuvo sentado en el sillón de Udaondo y Figueroa Alcorta. Fueron dos décadas prósperas para River, con la construcción del estadio como uno de sus principales logros institucionales. Por algo, a fin de cuentas, fue bautizado como este dirigente italiano que murió unos meses después del Mundial ‘78. El fútbol cambió desde entonces, claro. Aunque Liberti supo ser un revolucionario del mercado. De hecho, el apodo millonario nació con las compras de Carlos Peucelle y Bernabé Ferreyra en los ‘30.
Hoy, ese nombre tiene precio, de acuerdo a las nuevas tendencias en el mundo de los negocios. Y hace tiempo, desde la campaña de Rodolfo D’Onofrio, que se estudia la posibilidad de rebautizar al estadio, como sucedió con clubes de la elite europea, tal es el caso del Emirates Stadium del Arsenal, el Etihad del Manchester City y el Allianz Arena de Munich. La multinacional compañía de seguros alemana, sin ir más lejos, ya pisó fuerte en Brasil, donde compró el nombre del viejo Parque Antactica, la casa del Palmeiras, en 150 millones de dólares por 20 años de usufructuación.
La práctica es usual en Europa. Pero hay una empresa que tiene en su radar a River. Se trata de Fly Emirates, la compañía aérea más importante de Medio Oriente, con sede en Dubai. Hace dos semanas, durante la celebración del Marketing Day que el club brindó para sus principales sponsors, hubo un gerente de Emirates. Y aunque no hubo una oferta formal, la idea cobró fuerza. Eso sí, para vender el naming right, River espera una propuesta cercana a los 70 millones de dólares y que sea acompañada por un plan de obras, ya que la máxima aspiración de la dirigencia es remodelar el Monumental.
Mariano Taratury, presidente del departamento de Planificación del club, está a cargo de la supervisación del proyecto. La idea es ampliar la capacidad del estadio a 80 mil espectadores, eliminar la pista de atletismo que no tiene uso ni las medidas reglamentarias y acercar las tribunas al campo de juego. La aspiración es construir una estructura con dos pisos de palcos y techar la cancha. También, está estipulado el levantamiento de una playa de estacionamiento de cuatro plantas y un restorán con vista al verde césped, como ostenta el Santiago Bernabéu. La propuesta es ambiciosa, está claro.
Hoy, el departamento de marketing es uno de los éxitos de la gestión de D’Onofrio. De hecho, en el presupuesto 2015-2016, el ítem “Publicidad y concesiones” representa el segundo ingreso, detrás de las cuotas sociales. Y el nombre del estadio, una buena proyección. Deberán aprobarlo los socios, muy tradicionales. Aunque las encuestas que encargaron los dirigentes, le hacen un guiño.