Donald Trump confirmó este domingo que mantuvo una llamada telefónica con Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, aunque se negó a revelar qué trataron. La confirmación se dio mientras viajaba a bordo del Air Force One, ante consultas de periodistas. “La respuesta es sí”, dijo escuetamente.
Según informaciones previas, la conversación había sido reportada por medios estadounidenses como un primer indicio de posible contacto diplomático, en medio de tensiones crecientes entre ambos países.
Trump puntualizó que “no diría que salió bien ni mal; fue una llamada telefónica”, evitando evaluar su resultado, lo que generó especulaciones sobre un posible intento de diálogo bajo presión diplomática.
La confirmación se suma a otras decisiones recientes del gobierno de Estados Unidos —como el anuncio del cierre del espacio aéreo venezolano—, lo que intensifica la incertidumbre sobre si el contacto telefónico implica un giro hacia la diplomacia o forma parte de una estrategia de presión híbrida.
En este contexto, la llamada fue interpretada por analistas como una señal ambivalente: por un lado, muestra apertura al canal de diálogo; por otro, mantiene la agresividad del discurso oficial, lo que podría complicar aún más las relaciones bilaterales.