El Sanatorio, colmado de denuncias, sostiene la estructura del PAMI después de que Rodríguez Saá rompiera su convenio con la obra social. Ese es el motivo por el que la institución puede sortear serias irregularidades sin pasar por el control del Ministerio de Salud.
Hace siete años atrás el Gobernador prometía "grandes hospitales para los abuelos", al tiempo que aseguraba que los adultos mayores eran sometidos a los peores tratos por parte de las obras sociales y apuntaba contra el PAMI directamente. Una vez que se congració con Cristina Fernández y logró nombrar a los directivos de la prestataria en la Provincia, la mira del Gobernador sobre la obra social fue más benévola.
Con el Hospital Carrillo inaugurado, el mandatario alcanzó un convenio de atención a los afiliados del PAMI que duró muy poco y el desamparo volvió a golpear a los afiliados.
Una vez más, el Sanatorio Ramos Mejía, que acumula tantas denuncias como pacientes recibe, fue el salvavida del Gobernador hasta que logre renegociar condiciones con el PAMI.
En ese contexto no llama la atención la denuncia de los padres de alumnos y alumnas de la Universidad Católica de Cuyo sobre las prácticas profesionales que llevan adelante en el nosocomio en cuestión. Los progenitores adelantaron a este medio que iniciaran acciones legales contra la casa de altos estudios al constatar que el Sanatorio no cuenta con la habilitación vigente y la documentación presentada en el Ministerio de Salud nunca prosperó por falencias que dificultan la certificación.
Mientras tanto la decana de la Facultad de Medicina de la UCC, sede San Luis, Margarita Mc Michael y la Directora de la Carrera de Medicina, Dra. Paula Arenas, quedaron en medio de la situación ya que fueron anoticiadas del reclamo y las irregularidades del Ramos Mejía y continúan adelante con las prácticas.