El Gobernador no quiere únicamente atropellar a la justicia, busca vacíar el cargo de la sucesión en el Ejecutivo. No sólo es la Justicia, juega el Poder.
Rodríguez Saá, entre muchas cosas que perdió a lo largo de los años también dejó atrás la capacidad de sorprender, de tejer una telaraña para ocultar el verdadero juego, esa cortina de humo es cada vez más delgada y efímera.
Semanas atrás aceleró en su atropello, va por todo con el tiempo en su contra, con un proyecto político que lo tornó personal y que se deshilacha por el propio peso del tiempo. Sin sucesión y con la validación del título a la vuelta de la esquina, el Gobernador intenta dar el golpe salvador, arriesgado pero a su estilo, arrinconado y con poco aire ya no tiene la cintura y la velocidad de sus movimientos son el recuerdo de otras épocas. Esta vez quedó al descubierto.
Rodríguez Saá necesita sacarse al Vicegobernador, lo mando a recluirse a esconderse, lo expone públicamente arriesga una defensa que sabe que sepulta la pequeña cosecha política de Montes Ruiz pero le ofrece una beca vitalicia, ir al Superior Tribunal de Justicia.
Si de poner o sacar a alguien se trata, para el mandatario la figura de su Vice no es sinónimo de íntima confianza es la moneda de cambio para tener el cargo libre, vacío, con el que pueda pibotear.
Alberto echó al segundo en la línea de sucesión, sabe que la Presidencia Provisional del Senado es un trámite o la presidencia de la Cámara Baja es otro escalón que se acorta para subir esa pieza a lo más alto del poder.
Rodríguez Saá podría estar pensando en las figuras de Torrontegui o Sosa Araujo para hacerlas jugar en la gobernación, quizás podría tomarse licencia y ver las capacidades de juego de las mujeres que ya demostraron fidelidad absoluta y quedan a un paso de la titularidad temporal del Ejecutivo.
Una vez más, el Gobernador jugó, quiso imponer la discusión de la independencia de poderes, válida pero obsoleta ya que la democracia a medida de la familia gobernante no está en debate, trató de ocultar su verdadera estrategia pero quedó descubierto, está lejos de ser aquel jugador que contaba con el guiño cómplice de una oposición a su servicio y el silencio ensordecedor de la mayoría de los medios de comunicación, hoy el escenario es distinto y Rodríguez Saá queda desnudo en su juego. Muestra las hilachas de su poder y se repite en los movimientos. Hoy echó al Vicegobernador, la "intervención" judicial es una fina cortina para dar otro manotazo que le permita conservar su lugar en las decisiones más trascendentes de historia contemporánea. El tiempo dirá si está a tiempo.