Ya en el año 400 a.C, los chinos inventaron un juguete de niños parecido al helicóptero y muchos años más tarde, en el 1439, Leonardo Da Vinci, realizó un diseño de una máquina de vuelo con un rotor helicoidal.
Pero fueron muchos inventores los que diseñaron y crearon modelos de esta máquina que funcionaban desde con gomas hasta con pólvora, como Enrico Forlanini de Italia, o Mikhail Lomonsov de Rusia.
El francés Paul Cornu, en el año 1906 creó un helicóptero que incorporaba un motor de combustión interna y dos motores que giraban contrariamente e hicieron a la máquina volar sobre unos 0,3 metros durante unos 20 segundos.
Aunque otros personajes ya habían hecho funcionar la máquina que habían creado, fue la primera vez que un hombre hacía volar un helicóptero, porque podía mantenerse el control en el vuelo, algo con lo que sus predecesores no podían.
El autogiropráctico de Juan de la Cierva
Por su parte, el español Juan de la Cierva, en el año 1923, construyó su primer autogiropráctico. Se trataba de un autogiro, mezcla entre helicóptero y avión que se movía con una hélice parecida a la del avión, pero que conseguía su mantenimiento por las aspas que giraban con libertad al aire en la parte de arriba del aparato.
Después de las creaciones de Juan de la Cierva, se pudo construir el helicóptero de Raul Peteras Pescara, inventor argentino, que diseñó el vuelo con dos rotores, controlable y elevándose en consideración.
El helicóptero con un motor
Pero no fue hasta el año 1932 cuando el helicóptero de un solo motor empezó a funcionar gracias a los aeronáuticos de la Unión Soviética, Boris Yuriev y Alexei Cheremukhin, con el modelo TsAGI 1-EA que llegó a los 605 metros de altitud.
Con posterioridad los helicópteros se perfeccionaron gracias a las fábricas estadounidenses como Sikorsky o Bell y trabajadores de la Alemania Nazi.