Alberto Rodríguez Saá (H) y Gisela Vartalitis llevan adelante una guerra a fin de quedarse con la plata de la familia, producto de los más oscuros negocios de Adolfo y Alberto a costa de la administración pública.
Que llegaron al poder sin dinero, con deudas y que hoy ostentan una de las mas grandes fortunas del país parece ser el resumen de la vida de los últimos 40 años de los hermanos Rodríguez Saá. Pero contado de esa manera deja afuera la forma en la que Adolfo y Alberto amasaron los millones de Dólares por los que hoy su familia se pelea y en el medio la gobernación es el trofeo a conseguir.
Producto de empresas con maniobras escandalosas, sobreprecios en la obra pública, retorno con empresarios afines o que crecieron bajo el amparo de la dinastía podrían explicar en parte semejante bonanza económica que es el objeto de la mafiosa guerra que lideran el actual Secretario General de la Gobernación e hijo del primer mandatario y su tía, la joven esposa de Adolfo.
"El que controle el poder desde el gobierno es la cabeza de la familia, el que decide el rumbo de los negocios", contó un allegado a los Rodríguez Saá. Allí está la clave por la que "Albertito" quiere la continuidad de su padre y por la que Gisela apuesta a su esposo y lo empuja al barrio de la pelea.
"Albertito digitó lo de la Gisela ‘estafodora’ el mote que lleva dentro de la familia", agregó la misma fuente y el relato obedece a las causas que tiene Vartalitis en Mendoza en donde la investigan por estafa. "Por su parte, Gisela quiere toda la fortuna de su marido y lo alienta a los 70 años a subirse al tren de la gobernación", sintetizó.