Estudió en la Sorbona, fue funcionario de Carlos Menem y llegó a incursionar en el teatro de revista.
Había nacido hace 84 años -2 de septiembre de 1934- en Caballito. Hijo de una médica rural y de un pequeño comerciante. Pasó su primera infancia en Ceres (Santa Fe), pero luego la familia volvió a la Capital. Y allí Moisés Ikonicoff, quien murió este miércoles, pudo cumplir aquellos sueños de sus padres, estudiar en el Carlos Pellegrini y en la Facultad de Derecho de la UBA.
De aquel estudiante inquieto surgiría un dirigente político y un académico destacado -tanto en Derecho como en Ciencias Económicas- y luego un político que pasaría por distintas vertientes de izquierda, por el exilio, todos los duros avatares de la década del 70. Hasta que volvió al país y llegó a ser funcionario del gobierno de Carlos Menem, alcanzando allí una alta cuota de conocimiento público. Por su histrionismo, su versatilidad y su capacidad de polemista.
“Cuando Fernando Henrique Cardoso venía a la Argentina siempre resaltaba que aquí tenía dos intelectuales amigos: Pepe Nun y Moisés Ikonicoff”, recordó Julio Bárbaro a Clarín. Y agregó: “Moisés era un enemigo de la solemnidad y un profesor de La Sorbona que transitó el Mayo francés, que escribió sobre la renta económica y que se fue a trabajar a un teatro de revistas de la Calle Corrientes porque estaba aburrido de ser intelectual”.
Y allí estaba la síntesis de una vida en cierto modo apasionante. Porque Ikonicoff, quien había presidido el Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho y luego la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires) fue expositor ante el Consejo Mundial de la Paz, en Helsinki, en 1962. Luego fue docente del prestigioso Instituto Económico y Social de París, en la Sorbona, que dirigía Francois Perroux, donde estuvo al frente de varias tesis de Estado.
Y presenció en forma directa el movimiento revolucionario del 68. También fue convocado por el gobierno de Argelia como asesor en planificación. Fue la antesala de su primer retorno a la Argentina, convocado por el propio Juan Domingo Perón. Fundó el Instituto Nacional de Administración Pública. Pero con la muerte de Perón, y la amenaza que le lanzó la Triple A, Ikonicoff debió emprender el camino del exilio, nuevamente a Francia. Recién retornaría por la convocatoria de Menem, quien lo designó Secretario de Planificación de la Presidencia (luego se desempeñó en el Ministerio del Interior y en Relaciones Exteriores).
Pero, a la vez, el Ikonicoff de la alta academia iba alternando con otra faceta, de polemista en programas políticos y hasta de humorista. Llegó a conducir programas propios (tanto en radio como en el Canal 26) y hasta participó en el teatro Astros, en revistas junto a Silvia Süller. “Muchos dicen que estoy loco, que soy un payaso. Me importa poco, no me tomo en serio a mí mismo”, expresó.
Cinco años atrás hizo una de sus últimas incursiones en la arena política -fue candidato a diputado en la lista de Alberto Rodríguez Saá- y se mostró como un crítico del kirchnerismo. Más allá de los vaivenes políticos, quedaría la imagen de un polemista infatigable pero, sobre todo, de alguien que amaba la vida, un profundo humanista.
Sus restos serán velados este jueves de 14 a 18 y el viernes de 9 a 11 en la funeraria de O’Higgins 2842, y luego cremados en el Cementerio de la Chacarita.