El clima seco colaboró con la sanidad de las uvas. Estiman que la cosecha vitivinícola aumentará entre 12 y 17 por ciento.
Mientras la sequía no para de hacer estragos en la producción de granos gruesos, la economía regional estrella del país –la producción de uvas– se benefició de un régimen de lluvias inferior al histórico.
Según el Instituto Nacional de Vitivinicultura, la cosecha actual podría ubicarse en 23 millones de quintales, lo que significa entre 12 y 17 por ciento más que lo obtenido el año pasado.
Pero más allá del volumen, un aspecto importante es que se espera una producción de muy buena calidad, gracias a que el clima seco colaboró con la sanidad de las uvas.
Factores
Aníbal Catania, especialista en viticultura del Inta Luján de Cuyo, aseguró que el clima seco del verano fue determinante en la calidad de las uvas y la sanidad de los cultivos.
“Este año, el clima fue muy bueno y, si bien la cosecha todavía no terminó, se espera más cantidad de uva y de una calidad similar al año pasado, que por cierto fue excelente”, aseguró.
Santiago Sari, enólogo también del Inta Luján de Cuyo, consideró que “si bien quedan las zonas más frías para cosechar, el verano seco y sin granizadas de importancia fue determinante en la obtención de bayas pequeñas y con el contenido de azúcar óptimo”.
Y remató: “Como consecuencia podemos esperar que el vino sea de calidad”.
Sanidad
Según Catania, “hasta el momento, no hay registro de enfermedades que afecten la calidad del vino, como peronóspora y podredumbre y, debido a las condiciones meteorológicas, la cosecha se adelantó aproximadamente una semana”.
Sari, en tanto, recordó el rol esencial que tiene el clima en la producción de uvas. “El clima determina la producción, tanto la cantidad como la calidad de las uvas que se obtienen. Sin dudas que años como este son los mejores para este tipo de cultivos, debido a que no se registraron fenómenos meteorológicos que afecten la producción y los niveles de precipitaciones bajos aseguraron una sanidad óptima”, explicó.
Por otro lado, el enólogo señaló la importancia de las temperaturas en la acumulación de azúcar. “Con temperaturas frías o muy calurosas –superiores a los 35 °C–, la planta limita o frena la producción de azúcar. Como este año se mantuvieron dentro de los valores medios esperados, creemos que la calidad del vino será superior”, completó.